Ayer sábado Tafalla vivió una jornada festiva y reivindicativa en torno a la solidaridad, “esa arma tan poderosa a la hora de pelear contra la injusticia, luchar en la batalla por el reconocimiento y defensa de los derechos humanos de todas las personas, en todo momento y en todo lugar. También los derechos de las personas presas, exiliadas, deportadas, detenidas, torturadas, multadas, golpeadas, censuradas, perseguidas…”, se destacó en las intervenciones en euskera y castellano, amenizada con canciones y bertsos.
La interpretación a capella de una jota inició el acto central del mediodía en la plaza de Navarra que congregó a decenas de personas, gotas de ese mar solidario que “tras el alto el fuego unilateral de ETA y su posterior disolución, sigue siendo imprescindible”, como lo ha sido a lo largo de muchos años en la ciudad. Por el escenario preparado al efecto, fueron subiendo representantes de diferentes colectivos que han sido parte activa de esa ola solidaria desde 1978. Asimismo, mencionaron las innumerables mociones presentadas en los plenos municipales cada vez que detenían a vecinos o vecinas, “cuando se les torturaba en comisaría, se les juzgaba en un tribunal de excepción bajo leyes de excepción; cuando les han maltratado en las cárceles o les han dispersado a cientos, a miles de kilómetros; cuando les han deportado; cuando se han visto abocados al exilio; cuando han caído enfermos; cuando arbitrariamente han alargado sus condenas; siempre en definitiva, porque siempre les han violentado, porque siempre les violentan” afirmaron.
Se recordó asimismo que en la plaza se ha recibido a cuanto vecino y vecina ha sido excarcelado, sin embargo, hoy día, ese mismo ejercicio de solidaridad humana está prohibido “porque es delito terrorista. Vender bombas a Arabia Saudí ‘sólo’ es un intercambio comercial”, se ironizó.
Alabaron el trabajo callado de decenas de personas que organizan listas y coordinan visitas por las cárceles de la dispersión, un castigo añadido que se ha cobrado en la carretera hasta 16 vidas. En ese sentido se aplaudió el proyecto loable de las furgonetas MIRENTXIN, surgido hace 18 años, en el que decenas de chóferes se prestan a llevar a familiares, amigos y amigas a las cárceles, allá donde estén. Agradecieron las muestras de solidaridad recibidas en otros lugares del Estado que no han dudado en abrir sus casas, porque la solidaridad es la ternura de los pueblos, que acuñaron en otras latitudes.
Y también las actitudes cercanas y cariñosas de tanta y tanta gente que ha colaborado desde su profesión (abogados, médicos), o se ha rascado el bolsillo voluntariamente para fondos de resistencia destinados a sufragar viajes, ayudas en los gastos de subsistencia en el exilio, en la deportación; en el ansiado y esperado retorno a casa y a pagar multas o fianzas. “Hace 40 años había 169 personas presas y más de 500 exiliados. Hoy permanecen en la cárcel 269 personas, a las que se suman las 70 que aún permanecen exiliadas o deportadas. Todas ellas nos impulsan a seguir construyendo la solidaridad hasta que recuperen sus derechos, sean puestos en libertad y puedan volver a casa”, concluyeron.
La jornada transcurrió en un ambiente inmejorable, en el que cabe destacar la comida de sidrería en la calle García Goyena, ocupada casi en su totalidad por dos centenares de personas. A lo largo del día hubo juegos infantiles, cuentacuentos, trikipoteo con músicos locales, y conciertos con Anje Duhalde, Joseba Tapia, Fermín Balentzia y Hara! distribuidos por rincones del casco viejo tafallés.
Este acto no hubiera sido posible sin la colaboración de la familia Goikoetxea, algunos establecimientos de hostelería, Peña El Aguazón, Sociedad Arostegi, técnico de sonido y Zapiain, así como todo el voluntariado que ha participado desde hace un tiempo en elaborar un programa apto para todo tipo de público.
“La solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo”, decía Eduardo Galeano. La jornada de ayer lo dejó patente.
Utzi erantzuna