
Hnos. Cabodevilla
Después de tres décadas, toda una vida, dedicados a la agricultura y la ganadería en sus tierras de Oloriz, las mismas que durante generaciones atendieron su familia, los hermanos Joaquín y Paco Cabodevilla Fernández fueron reconocidos, el pasado 9 de septiembre, con el galardón Una vida dedicada a la agricultura ecológica por el Consejo de la Producción Agraria Ecológica de Navarra-Nafarroako Nekazal Produkzio Ekologikoaren Kontseilua(CPAEN-NNPEK). Agradecidos por este premio por lo que tiene de reconocimiento a su trabajo en ecológico, subrayan que, más allá de la etiqueta, que también, únicamente hacen de manera consciente lo que generaciones de padres y abuelos antes que ellos hacían de manera inconsciente, esto es, un tipo de agricultura y ganadería que hunde sus raíces en la noche de los tiempos, sostenible, respetuosa con el medio ambiente, en comunión con la naturaleza y con sus seres vivos, a la que se cuidaba, respetaba y nutría para que ella, generosa, devolviera con creces todos sus dones. Ellos desde la consciencia han elegido este mismo camino, con la convicción, además, de que no hay otro y el deseo de que otras personas se sumen a compartir el proyecto que han esbozado.
Un camino interior
“El paraíso está aquí”, dicen mientras contemplamos la soberbia casa de noble piedra que denominan El Palacio y que ha pertenecido desde siempre a su familia, antes de dirigirnos a las cercanas tierras de Sarrosial, donde 90 lustrosas cabras y 200 blancas ovejas rasas navarras pacen, una estilizada manada de yeguas y caballos pasta y un bonito ternero huérfano, Manzanito, hace de las suyas buscando su biberón de leche. Entre tanto, el resto de la manada de vacas y terneras cumple con su importante y preventiva tarea, a requerimiento de la Confederación Hidrográfica del Ebro, de limpiar de maleza las orillas del próximo pantano de Mairaga. Los perros corretean incansables, unos con el rebaño, otros guardando la casa, otro acompañándonos en nuestro recorrido. Las abejas laboriosas junto al corral de las ovejas con su trabajo de cera y miel. La viña afectada por la granizada del mes de mayo ha malogrado la uva y este año no vendimiarán los racimos con los que elaboran vino ecológico. El cereal y el forraje ya recogido, la paja guardada, los frutales, la huerta que por falta de tiempo la lleva un vecino. Todo fluye en Oloriz, al ritmo de las estaciones y al ritmo de los corazones de sus moradores que establecen esa conexión en un camino de ida y vuelta. Porque el paraíso de los hermanos Cabodevilla es algo más que un entorno físico; adquiere la dimensión profunda de quien se siente en paz con su yo más íntimo y aspira a que otras personas, recorriendo este u otro camino, también lo encuentren, “y así, humanizando la naturaleza y respetándola, hacer un mundo mejor”, creen firmemente.
Texto:Agurtzane Berrio
Foto: Mikel Berrio
Texto completo en la revista La Voz de la Merindad de 1 de octubre de 2017