
El 13 de febrero de 1981 Joseba Arregi murió víctima de las torturas sufridas a manos de policías españoles tras pasar nueve días en comisaría. Literalmente, lo reventaron. Su cadáver presentaba hematomas y quemaduras por todo su cuerpo. Sus últimas palabras a un compañero en el calabozo fueron “oso latza izan da” (ha sido muy duro). Hubo un juicio para dilucidar responsabilidades por su muerte y concluyó con una sentencia en la que se reconocía que había muerto por las torturas sufridas pero ningún policía fue condenado por ello.
Desde entonces, cada 13 de febrero, se conmemora el Día contra la Tortura. El caso de Joseba no fue algo aislado. Otras personas detenidas por la policía murieron a manos de sus torturadores. La impunidad ha sido total. Los partidos políticos lo negaban. Los medios de comunicación lo ocultaban. Los jueces escuchaban los relatos de torturas de los detenidos pero hacían como que no iba con ellos e incluso aprovechaban las declaraciones bajo tortura para dictar sentencias condenatorias. Miles de vascos han sido apresados y torturados ante la complicidad de la clase política española y vasca, los jueces y los medios de comunicación.
En los últimos años, desde instancias europeas se ha condenado al Estado español por no haber investigado las denuncias de torturas. Al menos ha habido 10 sentencias, de ellas siete son sobre casos en los que intervino (o mejor, sobre los que no intervino) el actual Ministro de Interior, Grande-Marlaska.
Tafalla no ha sido ajena a todo esto. Cuando paseáis por la calle os cruzáis con personas que hemos sufrido la tortura en primera persona. Somos varias decenas de personas que en su día fuimos detenidas y torturadas por los diferentes cuerpos policiales. La tortura deja huella para toda la vida. Sentirte en manos de esas alimañas, sufrir las vejaciones, los golpes, el dolor, el miedo, sus depuradas técnicas para destrozarte como persona, las amenazas, sentir que tienen impunidad para hacer de tí lo que quieran, incluso matarte. Las consecuencias psicológicas son en muchos casos permanentes. Son más de 1000 casos en Navarra que deben ser investigados y en su caso reconocidos por organismos oficiales.
Alfredo Berrondo, Txetxi Ruiz y Fernando Sota (representando a todas los tafalleses/as torturadas)