Dos figuras juntas: Teodoro Galarza y Policarpia Garcés, “La Carpia”, la famosa repartidora de la prensa. La Carpia no sabía leer, y antes de empezar a vociferar “¡El Dayo! ¡El Dayo!” solía preguntar qué decían los titulares. Esto lo aprovechaban algunos guasones para inventarse uno cualquiera, y la Carpia pasaba la mañana gritando “¡El Dayo, con la toma del Gurugú!”, o similares. En otra ocasión le dijeron que Su Majestad Alfonso XIII estaba enfermo de cólicos y salió a la calle anunciando” “¡El Dayo, con la cagalera del rey!”. María del Villar Berruezo la inmortalizó en su libro La carpia, su burra y yo.