Benjamín Salinas es un activo importante de Orisoain, un municipio que no llega a 100 habitantes. Un “kiliki”, por aquello de su cabezonería en llevar a la práctica actividades relacionadas con el ocio y la risa y agitar de vez en cuando la quietud de la que gozan los pueblos pequeños. Su trabajo como operador logístico en Imarcoain, no le produce las satisfacciones personales que le brinda su alma creativa porque siempre está maquinando para disfrute de toda su comunidad y la de los alrededores. Ayer fueron unos gigantes, hoy es un belén o un torico de agua y mañana serán las cenas temáticas. Cualquier idea que se le ocurre, mayormente de noche, la pone rápidamente en práctica después de consultar con sus más fieles cómplices. Eso sí, sus inventos siempre se fabrican en secreto, para jugar con el factor sorpresa.
Gigantes
Así surgieron hace 25 años los primeros gigantes en colaboración con varios paisanos y amigos de Falces que les orientaron en estos menesteres. Una sala del ayuntamiento hizo las veces de taller y así nacieron el rey, la reina y un zaldiko, sin diseño previo alguno. Con alambre y papel de periódico hicieron la estructura de la cabeza, y con el cartón humedecido de los envases de huevo, la pasta para modelar los rasgos que se les iban antojando. Para el cuerpo probaron de todo, palos de escoba, tubos de plástico, hasta dar con algo consistente. La brocha y la imaginación les puso color y mirada. Los vistieron con telas recicladas y después de cinco meses dedicados a esa tarea en sus horas libres, la pareja de reyes deslumbró en las fiestas del año 1990. “Fue un éxito arrollador. Se sabía que andábamos haciendo algo, pero no qué, y a la hora del cohete aparecieron los dos gigantes y el zaldiko ¡y te puedes imaginar! Los porteadores éramos Iñigo Labiano y yo y así lo hemos hecho durante muchos años, pero nos faltaban los gaiteros”.
Gaiteros
Ese año vinieron los de Artajona pero nos picó el gusanillo y montamos un grupo de aprendizaje con Aritz Romeo y los gaiteros de Tafalla Javier Osés, Jokin Catalán “el Paje” y Ander Ezcurra, que subían a enseñarnos los sábados en una sala del ayuntamiento. ¡Qué paciencia tuvieron porque no teníamos ni idea de solfeo!”. Se compraron el instrumento y las tres piezas que aprendieron en un año fue el repertorio que interpretaron una y otra vez en Orisoain pero también en Garinoain, Barasoain, Amatriain, Salinas de Ibargoiti, Unzué y allá donde les reclamaban. Benjamín estuvo tocando tres años y del grupo inicial han sobrevivido Maite Sevigné, los primos Iñigo y Marivi Labiano y Satur Esain.
Texto: Mari Jose Ruiz
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