ENQUINADOS
Estos días se ha celebrado un ciclo de conferencias sobre la cultura tafallesa organizado por el departamento de Historia y Cultura Vasca de la Universidad de Navarra. No seré yo quien se manifieste en contra de la difusión de nuestro legado cultural, pero se echaban en falta temas. Uno de los más destacados ausentes era el vocabulario. Quienes hemos nacido en Tafalla sabemos que nuestra forma de hablar es, cuanto menos, especial. Y a la vista de fuentes y testimonios, parece que los tafalleses hemos usado un argot propio desde hace tiempo.
Parece indudable que hasta finales del siglo XVIII Tafalla marcaba el límite de la zona vascófona, tal y como nos demuestran las delimitaciones lingüísticas que la Iglesia navarra marcaba por entonces. Algunas de nuestras palabras propias hunden sus raíces en el euskera pero no son en absoluto mayoría. Parece que cada generación tafallesa ha expresado ideas según palabras de diferente procedencia, dependiendo del contexto social. Nuestra generación ha bebido el bottomde la katusmuchas veces, y nos hemos fumado muchas pavasde filtersen el camino el conde.Majarisque frío hacía chico. Lo cierto que nuestra forma de hablar es gozar, pero parece que no arranca en nuestra generación. A nuestros abuelos ya los ponían a botanazoslos kilikis, y cogían cardelinas. Nuestros padres ya tajabanlos lápices en la papelera. Y, cuando jugaban al balón, lo enquinabanen casa del vecino.
Es curioso cómo las personas definen la realidad con palabras. Y también es sorprendente cómo a veces algunas palabras pueden encajar en otro contexto y ser sumamente explicativas. Estar como una maraca, por ejemplo. Ponerse como un dron.Pero hay muchas más. Ppdría decirse que en el panorama político municipal, se puede decir que a día de hoy también hay una pelota enquinada. En el tejado de IT concretamente. Es innegable que su posición es la soñada para un partido de carácter local que se enfrenta a grandes estructuras políticas. Están exactamente donde querían. Tienen la pelota en su tejado. Una pelota llamada poder que ha llegado desde un sector concreto de la población, y que espera ansiosamente que se la devuelvan para seguir jugando. Esperemos que IT no sea el típico vecino vinagres. Esperemos que la pelota no se quede indefinidamente enquinada.
Javier Zabalza
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