Atendiendo la llamada de familiares y amigos y amigas, unas 300 personas se han concentrado en silencio a partir de las 20:00h y durante 15 minutos en demanda de justicia por la muerte de Roberto Requena y como acto de protesta por la sentencia del juicio que se ha dado a conocer esta misma semana. El acto ha tenido lugar frente en la Plaza de Navarra, frente a la Casa Consistorial. Se han visto pañuelos negros anudados al cuello con la imagen de Roberto impresa en una pegatina.
Cabe recordar que la titular del Juzgado de Menores ha impuesto a uno de los dos menores acusados, a 4 años de régimen semiabierto, de los que 30 meses serán de cumplimiento en un centro y 18 en libertad vigilada, por considerar al inculpado autor de un delito de lesiones en concurso con un delito de homicidio imprudente, mientras el otro ha sido absuelto.
La familia tiene de plazo hasta mañana para recurrir la sentencia ante la Audiencia de Navarra, algo que ya están tramitando.
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL JUICIO Y LA SENTENCIA
En el juicio quedan abiertas un montón de incógnitas e imprecisiones; no se ha
autorizado una reconstrucción de los hechos que hubiera aclarado varias circunstancias
sobre la participación e intencionalidad del crimen; no hay consecuencias sobre la maraña
de mentiras que los agresores y sus familiares directos vertieron en sus declaraciones
previas… También, ha habido testigos que no se han atrevido a declarar por el miedo que
les infunden los agresores y sus respectivas familias.
Algunas consideraciones:
– No ha habido Reconstrucción de los Hechos y, en ocasiones, se ha hablado de lo
que pasó sin conocimiento de causa. Sirva como ejemplo la bochornosa parte de
la Sentencia donde se explica que los pies de Roberto estaban “casi pegados a
las escaleras de la puerta de enfrente” cuando no hay ninguna puerta, ni si
quiera escalera en el lugar Roberto tenía los pies. O, así mismo, se indique la
“cuesta” para justificar que el cuerpo de Roberto podía haber rodado tras darse
el golpe mortal, siendo precisamente el lugar donde cayó, el único donde
prácticamente no hay pendiente, sí en el resto del callejón, pero no donde
cayó. Lo que se traduce en que, no sólo no se ha permitido una Reconstrucción
de los Hechos, sino que quién hace esas afirmaciones para esclarecer la muerte
de un ser humano, ni si quiera ha estado allí, en lugar de los hechos.
– Es tal el cúmulo de mentiras que los imputados y familiares vierten, que incluso
llegan a decir que ni siquiera estaban en el lugar de los hechos, ni, incluso, en la
Casa de la Juventud, donde los vieron un nutrido grupo de personas. Cuestiones
que posteriormente se han demostrando absolutamente falsas mediante testigos
y conversaciones de whatsapp entre los imputados. Los agresores no
mostraron la más mínima colaboración durante el juicio, negándose a
declarar y a responder a las preguntas.
– Y la gran mentira del juicio que ha calado tras ser repetida mil veces
durante estos meses por la defensa de los agresores, unida a la no
reconstrucción, diciendo que Roberto cayó para atrás y se golpeó en un escalón.
Primero dijeron que tras ser empujado, luego que tras darle un puñetazo,
después que tras darle dos puñetazos…, conforme se iban descubriendo más
cosas y no podían sostener lo anterior. Lo del escalón ya quedó descartado por
los policías que acudieron al lugar tras los hechos y, el resto, mediante diferentes
testimonios.
– Los primeros testigos que vieron a Roberto 15 segundos después de que oyeran el
ruido de su caída, describen con absoluta claridad cómo Roberto estaba bocaabajo
con las palmas de las manos hacia arriba; sin posibilidad alguna de que
hubiera echado las manos para protegerse de la caída. Es decir, cayó bocaabajo
tras propinarle un golpe con un objeto contundente por la espalda. El
condenado también llegó a decir que su compañero absuelto le pegó una patada
en la cara cuando ya estaba en el suelo y cómo éste también había participado
agarrando a Roberto mientras el también le pegaba… Sin embargo, un par de
meses después, fueron con sus abogados a desdecir lo que habían dicho
inicialmente y a no responder a ninguna pregunta en el juicio para
autoprotegerse y no contar lo que realmente hicieron. En la sentencia queda
probado que los dos estaban allí (pese a todos los esfuerzos que han hecho por
ocultarlo), pero no había testigos en el propio callejón les vieran cometer los
hechos, pese a las propias declaraciones iniciales del homicida que indicaba
como participó el otro menor en la agresión y muerte de Roberto. ¡Claro!,
lógicamente no había nadie porque lo llevaron a un lugar donde nadie les viera
cómo le pegaban por sorpresa. Sin embargo, parece relevante que nadie les
viera allí y que el menor libre pudiera estar haciendo otra cosa que no fuera
participar en los hechos.
– Sólo la lógica más simple nos diría lo imposible de la versión de la caída hacia
atrás, pero además los testigos que llegaron al lugar de los hechos tan sólo 15
segundos después vieron la posición en la que había caído Roberto boca-abajo
con las palmas de las manos hacia arriba, sin moverlas para evitar el golpe
contra el suelo (cayó inconsciente). Un chaval de 16 años que practicaba judo
desde los 4 años, se cae para atrás, se pega en la cabeza y se mata ¿¿??. Esto
no pasa todos los días, o más bien ninguno. Todos vemos cientos de caídas
durante nuestra vida, pero ninguna con resultado mortal y menos en un chaval
deportista de 16 años en plenas facultades, acostumbrado a caer cientos de
veces al año (en esos momentos aspirando a sacar el cinturón negro de Judo).
– Gracias a todo lo que vieron y oyeron los testigos, sabemos cómo
los dos agresores salieron de la Casa de la Juventud, planearon cómo y dónde
agredir a Roberto, volvieron para engañarle diciéndole que querían hablar y que saliera llevándole a un lugar donde nadie los viera. Una vez allí, los vecinos
oyeron una conversación normal y tranquila hasta que la conversación fue
interrumpida por un fuerte golpe propinado por sorpresa durante la conversación.
También, se ha descubierto cómo se escaparon corriendo hacia la casa de uno
de los agresores (el que ha quedado libre). También, se ha sabido como sus
familiares y progenitores trataron de ocultar la realidad de lo acontecido la noche
de los hechos. Sin embargo, la cuestión final es de si “hay pruebas directas”,
tales como cámaras o testigos que vieran como le golpeaban hasta la muerte.
Lógicamente la respuesta es “no” porque precisamente lo llevaron engañadohasta ese lugar para eso; para que no hubiera testigos de cómo y con qué le
golpeaban.
– Los únicos que realmente saben cómo y con qué golpearon
exactamente a Roberto son los dos imputados, dado que han quedado
desmontadas todas las mentiras que vertieron al respecto durante los meses de
atrás. Por ello, tanto la familia como el Ayuntamiento de Tafalla o el Defensor del
Pueblo les han instado a que digan la verdad.
– En la sentencia se dice que “no hay pruebas” de algunas cuestiones
(entendiendo como tales una cámara que grabara hechos o un testigo diferente
a los dos imputados que se niegan a contar lo ocurrido). Sin embargo, toda la
información recogida es más que suficiente para saber exactamente lo qué pasó,
instante a instante.