Con cada plato de comida queremos devolverles la dignidad que les roban cuando entran en Europa
De la mano de la plataforma Tafalla ciudad de acogida / Hiri harrera, otra plataforma solidaria con las personas refugiadas, de nombre “Zaporeak” (Sabores) presentó su proyecto el pasado 29 de mayo en el Centro Cívico de la ciudad.
Javier Ruiz (Iruñea) y Sagrario Lasarte(Leitza), componentes de este colectivo, mediante sus testimonios pusieron voz y eco a la tragedia diaria que ocurre aquí mismo, en el corazón de una Europa insensible para vergüenza de cualquier ser humano: “Es una situación desesperante porque vienen con intención de pasar a otro lado y les cierran las puertas. Somos conscientes de que es un problema que lo tienen que solucionar los gobiernos pero todos y todas podemos colaborar para mitigar ese sufrimiento”, manifestaron con rabia e impotencia.
Vinculada a una sociedad gastronómica de Intxaurrondo (Donostia), Zaporeak se instauró en 2016, si bien la iniciativa arrancó en 2011 en Wukro (Etiopía) con un proyecto de escuela de cocina. El objetivo era en principio impulsar actividades de carácter solidario ligadas a la comida. Sin embargo, la situación dramática que viven las personas refugiadas en las islas griegas les llegó al alma y decidieron trasladarse hasta la isla de Chios, comprometiéndose a preparar y repartir comida sana y equilibrada.
Ruiz y Lasarte explicaron que las refugiadas y refugiados de Siria, Irán, Irak y otros llegan a Turquía para dar el salto a Grecia, Italia y otros países europeos con la convicción de encontrar una vida mejor. Sin embargo al llegar a la isla de Chios, que el año pasado recibió del orden de 300 y 400 personas a diario, se ven atrapados y permanecen allí en condiciones muy precarias. “Aspiran a un paraíso que se convierten en cárcel natural”, aseguraron.
Con fondos propios, donaciones de empresas y administraciones públicas, montaron la cocina en un edificio abandonado en la que trabajaba voluntariado que va renovándose cada tres semanas. Hasta la fecha han pasado más de 250 personas.
La cocina de Zaporeak preparó menús para 1500 y 1700 personas en los campos de Depethe y Souda (350 y 1100 personas refugiadas respectivamente) y un hotel con 70 que albergaba mujeres embarazadas y sus familias. Al campo Vial, fuera de la ciudad y bajo control militar, que alberga a 1000 personas no les dejaron pasar.
La última comida repartida por Zaporeak fue en marzo de 2017. Sin embargo, el drama continúa, y con idéntico ahinco que cuando comenzaron, están presentando su proyecto con el ánimo y la seguridad de que van a conseguir extenderse por otros campos de Grecia, y en concreto en Lesbos.
Desde el mes de octubre colaboran con otras asociaciones en dos cocinas ubicadas en Patras y Atenas de donde salen 900 raciones diarias de comida. Además continúan enviando alimentos no perecederos y también cocinero al barco de la ONG Proactiva Open Arms con la que han firmado un acuerdo de colaboración.
Las donaciones de toda índole les han ido llegado de las administraciones públicas, empresas y particulares, aun así las necesidades apremian y solicitan medios para hacerse con una furgoneta, comidas en conserva (verduras, legumbres) aceite, sal, patrocinadores para los gastos generales, transporte mensual de los materiales, infraestructura de la cocina-comedor, fuegos, perolas, cámaras frigoríficas y de congelado, mesas plegables, menaje de cocina, recipientes de usar y tirar para servir las comidas.
“Queremos dar de comer al mayor número posible de refugiados y refugiadas, respetando al máximo sus gustos y tradiciones, para que diariamente reciban, al menos, un plato caliente”.