El fin de semana ha sido muy bullicioso en la villa con motivo de la XVIII edición de la fiesta del Rosado. El domingo fue un día brillante, como el sol que lució durante toda la jornada. Desde el punto de la mañana hubo tránsito de visitantes para disfrutar de un programa que comenzó con el rally fotográfico de cinco pruebas, relacionadas con el vino y las bodegas, al que se apuntaron cerca de 30 personas.
El acto central se desarrolló en el salón de actos del Ayuntamiento en el que hubo una nutrida representación de autoridades como la presidenta del Gobierno de Navarra Uxue Barkos, la presidenta del Parlamento de Navarra Ainhoa Aznárez; Koldo Martínez de Geroa Bai, algunos alcaldes de la zona, David Palacios, presidente de la Cofradía del Vino de Navarra y de la Denominación de Origen así como profesionales del sector vitivinícola. La presentación corrió a cargo del alcalde Javier Leoz que, una vez más, quiso poner a la villa en el centro de atención por su patrimonio románico, su entorno y sus caldos. Uxue Barkos destacó “la proyección al mundo de ese diamante pulido que es el rosado y la garnacha de San Martín de Unx que le da ese color y sabor tan especial” y cedió la palabra a Atxen Jimenez, haciendo alusión a su ascendencia, también tafallesa.
La dueña del restaurante Túbal, se sintió orgullosa de ceder el testigo al conocido dibujante Mikel Urmeneta y le pasó la enorme copa de cristal diseñada por Leire Olkotz mientras aseguraba al público asistente que “el mejor vino no es el más caro sino el que se comparte”.
Urmeneta por su parte recordó sus visitas a la villa con su padre, y “deseó larga vida al rosado, el color de las almas buenas, de los labios y de las cosas que nos gustan a todos” e hizo entrega de un cuadro referente al rosado. Los vecinos Martín Maiza y Natitxu entonaron un jota previa al lanzamiento del cohete desde el balcón del consistorio.
Mientras tanto, los puestos de artesanía ofrecían sus trabajos al numeroso público que repartía su ocio entre visitas el románico, al trujal de la cooperativa y las bodegas de Máximo Abete, Ayesa, Beramendi y San Martín que atendían también con puestos en la calle para servir al gentío que se agolpaba al objeto de degustar el rosado pero también el blanco y el tinto. Zizurko trikitilariak pusieron la nota musical a una jornada teñida, como los cuentos, de color de rosa.