Ayer fue un día especialmente emotivo para Félix Soltxaga Esquíroz. Con 62 años y después de dos décadas al frente de la conserjería del Colegio Público Comarcal Marqués de la Real Defensa de Tafalla, llegado el momento de su prejubilación, recibió incontables muestras de cariño de toda la comunidad educativa del colegio que quiso devolver una parte de esa medicina humana que ha ido repartiendo a lo largo de todo este tiempo.
A las 11:00h el patio del centro era un hervidero de gente. El alumnado se distribuyó en dos filas con globos en las manos y con el acompañamiento de la Banda de Música La Tafallesa, en la que Félix toca la tuba desde hace 35 años, fue escoltado desde el trayecto de su casa, en el mismo recinto escolar, hasta el frontón en donde se celebró un emotivo acto que reunió a más de 500 personas.
Visiblemente emocionado, subió al estrado acompañado de su pareja Mariví Espronceda, su hijo Pablo y la compañera de este Alessandra Olcoz. Javier Ibáñez, director del centro le dio las gracias “¡por tanto! y desde el corazón” en nombre de toda la comunidad educativa. A continuación Felipe Sota, presidente de la APYMA Romerales, hizo de maestro de ceremonias y dio paso a Lidia Romo quien bailó el aurresku de honor al son del txistu que interpretó Anuska Beorlegui.
Tras el pase de un vídeo en el que los alumnos y alumnas le transmitieron sus afectos, Soltxaga tocó con la Banda y a continuación Sergio Veintimillas (el mago “Melvi”) y su hijo Unai sacaron de una bolsa “por arte de magia” el regalo de un pañuelo rotulado con nombres de críos y crías. Era el primero de los muchos obsequios que recibió: cuadernos de infantil y primaria con dibujos y saludos ad hoc; las exalumnas Aitana Hernández, Emilia Segeva y Adama Fayé leyeron textos de agradecimiento y le entregaron un cuadro firmado por la Apyma con el texto: Cuando septiembre rompa el silencio/ Cuando el griterío inunde las aulas / Tu recuerdo volverá a llenar el colegio / Pues difícil será olvidar tanto cariño que nos has dejado /Gracias Félix
Pero hubo más: Fotografías; muñecos de goma representándolo a él con las criaturas; dos viajes románticos y un ramo de flores para su compañera Mariví.
El trabajo de mantenimiento que ha desarrollado Soltxaga será cubierto por Fernando Martínez Guillén quien contará con la ayuda de Félix hasta su jubilación definitiva.
Javier Ibáñez recalcó la calidad humana de Soltxaga: “ha sido el abuelo que todos queremos por su atención y confianza con los críos y crías. Las tiritas de Félix y el hielo, cuando se ha producido alguna caída, han hecho efectos ‘milagrosos’ en el alumnado y se ha esmerado de manera particular con los de Aulas especiales”. Felipe Sota por su parte lo declaró como “especie en extinción” por estar siempre al quite.
El protagonista, abrumado por esa demostración de ternura, confesaba sentirse muy agradecido por la energía recibida en toda esta andadura profesional. “Me apetece jubilarme, pero voy a echar en falta la vida que me han dado”, acertaba a farfullar.
Félix repartió besos y carantoñas por doquier en un ambiente cargado de estima que subió de grado en el aperitivo posterior y al posar con todas las personas que le solicitaban fotografías.