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Entrevista en el Limbo a Billy el Niño

10 mayo, 2020 por La Voz de la Merindad Deja un comentario

Quienes me siguen en la prensa local saben que suelo hacer entrevistas en el Limbo a gente fallecida. Una licencia literaria, que me permite hacer hablar a quienes ya no pueden hacerlo. Y del Limbo regresaba –con los años cada vez estoy más por allí– cuando me crucé por el camino con Billy el Niño, a quien el coronavirus acababa de dar avío a la eternidad.

Imagínense la escena: los dos parados en aquellas soledades cósmicas, como cuando se encuentran dos montañeros en alguna cumbre. Guardando la distancia de seguridad, nos sentamos a descansar en un rabo de nube. Me di cuenta que el hombre tenía ganas de hablar y que venía muy enfadado de su paso por la Tierra. Aproveché la ocasión y, por provocarle, le solté lo que pensaba de él: «Billy, eres un ser abyecto. Naciste en la Extremadura del hambre, y en lugar de dedicarte al toreo, o convertirte en revolucionario vasco como tu paisano Txiki, o simplemente, ser un emigrante honrado, te dedicaste al arte de perseguir a los demás, machacarlos en comisaría y hacinarlos en mazmorras. A pura fuerza bruta subiste hasta la cima de la Brigada Político Social, escalando sobre los cuerpos magullados de cuantos caían en sus manos. Ahora, hasta Wikipedia te pone como chupa de dómine. Te condenarán aquí arriba, ya que la jueza Servini no ha podido hacerlo ahí abajo. ¿Cómo te sientes?».

Para mi sorpresa, en lugar de verlo abajado por el vituperio primero y el coronavirus después, me encontré con un hombre altivo y de un discurso cruel, pero coherente: «Sí, yo fui un torturador. ¿Y cuál es el problema? Cumplía órdenes, era el franquismo, todos hacíamos lo mismo. Políticos y jueces nos lo ordenaban, la prensa aplaudía, la Iglesia bendecía. ¿Por qué tengo que ser el único paganini y no esos que se hicieron demócratas de repente, empezando por los Borbones? Mira mi amigo y compañero Melitón Manzanas: en 2001 le concedieron la Gran Cruz de reconocimiento civil y millonarias indemnizaciones a su familia como víctima del terrorismo. ¿No torturó tanto o más que yo? Y si todos torturábamos en nombre del gobierno franquista, ¿por qué Carrero Blanco, nuestro jefe supremo, ha recibido tantos honores y prebendas?».

Por seguir tirándole de la lengua, le digo que esos mismos honores los hubiera tenido él, si lo hubiera matado la ETA. «¡Por supuesto, eso es lo que me indigna! –responde airado– Si los etarras me hubieran pegado un tiro junto a Melitón, o volado junto a Carrero, ahora sería un héroe de España y mi familia tendría el riñón cubierto. Pero como no lo hicieron, me echan a las pezuñas del oprobio y el vilipendio».

«Además –continúa Billy– si fui tan malo en el franquismo ¿por qué en 1977, ya con gobiernos democráticos, me enchufaron en la Brigada Central de Información, para seguir haciendo lo mismo con el Grapo, con los de ETA y con cuantos caían en mis manos? ¿Acaso Adolfo Suárez y Felipe González no sabían de mis métodos y de mi experiencia profesional? ¡Por supuesto que lo sabían! Yo seguí haciendo lo mismo bajo otros mandos. Y por eso Rodolfo Martín Villa, otro converso, me entregó la medalla de plata al Mérito Policial. Y posteriormente otras tres medallas más, todas en la democracia».

Me muevo inquieto en el rabo de nube. Billy tiene razón. A él no lo condecoró el franquismo, sino quienes vinieron después. Aparento empatizar con él y le digo que eso ocurría en los inicios de una débil democracia, amenazada por el golpismo y los vascos malos… «¡No me vengas con cuentos! –me espeta cabreado–. Tortura, tortura, lo que se dice tortura, y a mansalva, fue lo que vino después, en la sacrosanta democracia. A nosotros no se nos fue tanta gente en la bañera, el potro o la picana como a los que nos sucedieron. Arregi, Gurutze, Zabalza, Geresta, Lasa, Zabala ¡Qué falta de profesionalidad! Hace falta ser torpes para poner la cabeza como se la pusieron a Unai Romano, pero claro, eso el juez Grande Marlaska no lo veía y, aún así, ha acabado de Ministro de Justicia. ¡Toma ya! Como el juez Garzón, que casi le dan el Premio Nobel de la Paz. O Sánchez Corbí, condenado por «relajar» a Kepa Urra y acabó de jefe del operativo de Catalunya. O Gil Rubiales, que después de darle pasaporte a Arregi lo enviaron de comisario jefe a Canarias. La tortura, en la democracia, ha sido la escalera de los ascensos. ¿Por qué se meten ahora conmigo? Pues para tapar con la capa de la lejanía sus desaguisados actuales. Y espera, que ya son más de 4.000 denuncias de torturas las que ha aceptado el Gobierno Vasco, y las que van a seguir viniendo. ¿Cuántos Billy el Niño, y peores que yo, hay detrás de todas esas denuncias? Dentro de unos años, cuando los verdaderos culpables se sientan seguros, buscarán otro cabeza de turco como yo, y comenzarán a perseguirlo como a mí, para que la gente crea que la justicia funciona y que vive en un país decente. Así funciona España».

«Jobar Billy –le digo– te voy a tener que dar la razón».

Nos despedimos. «¿Voy bien camino del Limbo?» –me pregunta–. Le digo que no, y sin dudar le señalo otro, un alcorce hacia las calderas de Pedro Botero. Y hacia allí se dirige, confiado, libre ya de cámaras y periodistas. Al final, pienso mientras regreso, no es más que un pobre diablo, al que el coronavirus ha librado de su verdadero infierno terrenal. Este virus cabrón debería afinar la puntería y disparar más arriba.

Jose Mari Esparza Zabalegi

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Gurs, epicentro de la memoria histórica navarra

30 septiembre, 2017 por La Voz de la Merindad Deja un comentario

Más de 70 vecinos de la Zona Media estuvieron internados en ese campo francés

Homenaje del Gobierno de Navarra en Gurs

La Presidenta de Navarra, Uxue Barkos, ha presidido esta mañana el acto institucional de homenaje al medio millar de navarros y navarras que fueron internados entre 1939 y 1945 en el campo de concentración de Gurs, en las proximidades de la localidad aquitana de Santa María de Oloron. Con este fin, se ha inaugurado un monolito que dejará constancia de la presencia navarra en ese oscuro pasaje de la historia.

Homenaje del Gobierno de Navarra en Gurs

Al acto han asistido consejeros, autoridades institucionales de aquí y del país vecino, así como familiares y cientos de personas que se han desplazado hasta la localidad francesa respondiendo a la convocatoria del Gobierno de Navarra.

La Zona Media ha estado muy bien representada merced a los autobuses organizados por  las asociaciones  Amapola del camino / Bideko mitxingorria, Erriberri por la Memoria y Altaffaylla.

Maribel Sembroiz (Olite/Erriberri) hija de Félix Sembroiz, uno de tantos internados en Gurs, ha recordado que su padre llegó a Gurs en 1940 tras pasar por otros dos campos de concentración. “Le marcó el hambre y las penosas condiciones de vida, pero también disfrutó de la solidaridad de grandes amigos. Los de Olite y pueblos de alrededor se unieron a los del barracón vasco entre los que había personas con estudios que enseñaban a leer, escribir, cuentas y francés. Mi padre, ha subrayado,  no necesitó lecciones para leer y escribir, y en cuanto al francés no le interesaba: ¿para qué?, decía, ¡si en cuatro días iba a volver a casa! Sin embargo no pisó su pueblo hasta 1976”.

Información del Gobierno de Navarra
Galería de imágenes

 

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200 familias navarras buscan a sus bebés robados

25 mayo, 2017 por La Voz de la Merindad Deja un comentario

Cristobalina Moral Y Soledad Luque.

Representantes de las Asociaciones “SOS bebés robados de Navarra” y “Todos los niños robados son también mis niños”, impartieron el pasado 19 de mayo  la conferencia “Robo de bebés 1936- 1987” en la biblioteca municipal de Tafalla, en el marco de la Oferta Socio-cultural del Área de Igualdad del Ayuntamiento.

El 18 de mayo presentaron la campaña ciudadana “Te busco. Te estamos buscando” surgida  en Catalunya como resultado de los talleres liderados por la doctora argentina Carolina Escudero, basados en la comunicación resiliente, el empoderamiento y la filosofía Ubuntu, que significa “Soy porque nosotros somos”.

Cristobalina Moral, explicó que actualmente existen en Navarra 200 familias (de las que 63 son asociadas) intentando recopilar datos sobre sus hijas e hijas robados. El caso más antiguo data de 1930 y el más reciente de 1985.

La cifra escalofriante de 30.000 niños robados durante el franquismo da medida de la represión que se ejerció, particularmente contra la mujer y lo que comenzó como un castigo a las mujeres republicanas, continuó como un negocio durante la transición, afirmaron.

Moral contó la experiencia de su familia y de ella misma porque nació junto a un hermano gemelo que al poco de nacer y meterlo en la incubadora, a sus padres les dijeron que lo bautizaran antes de morir, sin embargo no pudieron ver su cadáver. A los padres siempre les quedó la duda sobre la veracidad y a los años, cuando comenzó la campaña en el País Vasco sobre el tema, volvieron los viejos fantasmas porque no cuadraban los datos recopilados en el Hospital ni en Registro Civil.

En 2011 decidieron crear la asociación “SOS bebés robados de Navarra”  y un año más tarde se creó un comisión de investigación en el Parlamento de Navarra.

“El Gobierno de Navarra pone muchas pegas, en el registro civil también -aseguró- y nos encontramos con un muro pese a que a instancias de Izquierda-Ezkerra se modificó la Ley de Memoria Histórica para reconocer que hubo miles de bebés que fueron robados a sus madres de manera engañosa, con mentiras y con manipulación para darlos en adopciones falsas. Y se hizo con la complicidad de las instituciones religiosas, de hospitales y de profesionales de la medicina”.

Soledad, por su parte, miembro de la otra asociación, explicó que en el trabajo de investigación histórico, político, jurídico y social que se hizo hace cinco años, se puede comprobar que hasta 1952, el número de niños robados en las cárceles rondan los 30.000. Muchas de sus progenitoras fueron fusiladas y otras nunca recuperaron a sus hijos. El robo estaba basado en la teoría científica del gen rojo, del psiquíatra Vallejo Nájera, bajo la tesis de que las mujeres transmitían por genética la ideología de izquierda. El objetivo eran las mujeres pobres, objetivo fácil, al ser el sector más vulnerable de la población. Luque calificó los hechos como represión de género, aunque el móvil también fuera el económico, y quieren conseguir que estos robos sean tipificados como delito de lesa humanidad porque la responsabilidad recae en el Estado. Así lo consideran en el Parlamento Europeo y también en Naciones Unidas.

Dado que las autoridades no buscan de manera activa a los niños y la fiscalía no actúa de oficio, afirmó que se ven obligadas a trabajar junto con otras asociaciones en la coordinadora estatal de apoyo a la querella argentina contra crímenes del franquismo. Hay 2086 denuncias (aunque hay más casos) de los cuales 1500 han sido archivados y el resto están en una especie de limbo.

“Somos detectives de nuestra propia vida”, afirmó, y seguimos pidiendo verdad, justicia y reparación.

 

 

 

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Ragueses en la fosa de Ibero

13 febrero, 2017 por La Voz de la Merindad Deja un comentario

El golpe de Estado del 36 se llevó por delante la vida de 47 vecinos de Larraga de los que 20 fueron asesinados en Ibero y enterrados en el alto de las Tres Cruces.  Es uno de los capítulos del libro Oltza 1936. Víctimas de la represión en la Zendea (Altaffaylla, 2016) del que son autores Jesús Aldaba y Joaquín Iraizoz, que será presentado el próximo 17 de febrero, a las 18:00h en el Ayuntamiento de Larraga.

 

Filed Under: Larraga, Noticias / Albisteak Tagged With: 1936, Alto Tres Cruces, Asesinados, Fosa de Ibero, Franquismo, Guerra civil, Larraga, Memoria Histórica, Represión, Víctimas

Caídos por España / Jose Mari Esparza Zabalegi

19 enero, 2017 por La Voz de la Merindad Deja un comentario

"Reconstrucción", escultura en Sartaguda a las mujeres humilladas durante el franquismo

“Reconstrucción”, escultura en Sartaguda a las mujeres humilladas durante el franquismo

Tengo en la estantería un curioso libro que consulto a menudo y que al cerrarlo siempre me deja un regusto amargo. Se trata de “Caídos por Dios y por España”, editado en 1951 por la Jefatura del Movimiento de Navarra. Contiene los listados, pueblo a pueblo, de los más de 4.000 muertos en los frentes de batalla. Son los mártires de la Cruzada. La sangre sobre la que se sustentó el régimen franquista durante cuarenta años. Recibieron muchas medallas y honores y pocas indemnizaciones, porque eran muchos y no había dinero. Ayer tan loados, hoy nadie se acuerda de ellos. Son los parias de la Historia. Ni siquiera se tiene en cuenta que en esos listados hay muchos, la mayoría quizás, que fueron alistados forzadamente, unos en Falange, otros en Requeté y la mayoría en su quinta. Nadie que los aplaudió en su momento los reivindica hoy día. Están en el limbo de la Memoria y mucho me temo que seremos las asociaciones memorialistas del bando republicano las que al final tengamos que recomponer su memoria y liberarla de la sobrecarga que les impuso el franquismo.

Me he acordado de ellos al ver el protagonismo que están tomando últimamente los familiares de los 43 muertos, militares en su inmensa mayoría, ocasionados por ETA y otras organizaciones armadas en Navarra. Es comprensible el dolor de dichas familias y su derecho al duelo, pero muy cuestionable la gestión que hacen de su condición de “víctimas”. No está mal recordar que nunca jamás, ni los caídos con las derechas en la guerra del 36, ni mucho menos los fusilados durante y después del franquismo, ni siquiera en los casos de asesinato más flagrante, han recibido ni de lejos las indemnizaciones, prebendas, sinecuras y beneficios de todo tipo que han recibido estos años las llamadas “víctimas del terrorismo”, incluidos ¡oh paradoja! los servidores de la dictadura franquista. La democracia española es la única del mundo que no reconoce a los muertos que lucharon contra la dictadura, Txiki y Otaegi por ejemplo, y honra e indemniza a sus servidores, Carrero Blanco por caso. No entraré ahora a cuestionar esas compensaciones, simplemente dejo constancia del abismal e insultante agravio comparativo.

Y no es de recibo ese pretendido derecho que esgrimen para intervenir como lobby en la política, ocupando las posturas más intransigentes, antidemocráticas y hasta inhumanas, exigiendo cómo se debe tratar a las otras víctimas, a los presos enfermos, a los partidos políticos que no piensan como ellos, a los gobiernos que no les dan todo cuanto piden. Identificarse con la política más ultramontana, en nombre de los caídos, es un flaco favor a sus propios deudos porque, estoy convencido, cuando un día ya no interesen sus demandas a determinados poderes, acabarán en el mismo limbo olvidado que los gloriosos mártires del 36. Al tiempo.

Además quieren imponernos a todos una memoria de piojo. Nadie con dos dedos de frente ignora que el fenómeno ETA, como el FRAP, el Grapo y otros más, surgieron por la existencia previa del una larga dictadura. Fueron consecuencia no causa. Y que una Transición tutelada por el franquismo dejó fuera muchas reivindicaciones que se siguieron demandando, (acertadamente o no, eso ya es otra discusión) por la vía armada. La brutalidad represiva del nuevo régimen, que nada tuvo que envidiar a la del franquismo, alimentó la hoguera. A la tortura, simplemente, nos remitimos.

Pero además, aparcando la escarda que hicieron en el 36 y fijándonos sólo en una Navarra con ETA ya funcionando, hay que recordar que antes de que mataran al primero de ellos, el comandante Imaz, la policía española había matado a tiros, sólo en este territorio y entre 1961 y 1977, a 16 personas; cinco más el Ejército y dos los paramilitares. Unos a tiros, otros en la tortura, otros a bombazos. Veintitrés muertos que nunca son recordados por la Fundación Tomás Caballero, ni constan en el calendario recientemente repartido por el periódico que en Navarra, no lo olvidemos, editó el Bando criminal de Mola. Y a pesar de ser la mayoría de ellos luchadores antifranquistas, jamás han tenido indemnización ni reconocimiento alguno como víctimas de una dictadura que llevaba más de tres décadas matando. Es después de estas 23 muertes cuando comienza el famoso listado de los 43, alternándose con una larga lista de nuevas violaciones de derechos humanos por parte de los aparatos del Estado, de los cuales los asesinatos de Gladys, Germán, Zabalza o Berrueta son los casos más sangrantes.

Mientras sigan sin indemnizarse a las víctimas del 36, las de 40 años de franquismo y las docenas de muertos a partir de la Transición, los familiares de las 43 víctimas seguirán recordándonos las dos varas de medir que la justicia española ha tenido y tiene en esta tierra. El derecho a la memoria y a la reparación es de todos, y pierde toda su credibilidad quien lo monopoliza.

Y mientras amparados en una veintena de fundaciones bien nutridas, unos familiares pueden insultar, zaherir, poner etiquetas y decir barbaridades, otros tienen que callar para evitar que caigan sobre ellos anatemas por apologías al terrorismo o por presuntas “ofensas a las víctimas”, último artilugio para que nadie pueda denunciar sus desbarres y oponerse a su discurso de odio y de venganza. La reciente petición de dos años y seis meses de prisión a una joven por meterse en twitter con Carrero Blanco, supone el hazmerreír de la democracia y el total descrédito de las asociaciones de víctimas que lo han posibilitado. Otros dos años de cárcel, amén de otras gabelas, piden a tres “seleccionados” entre los cientos de vecinos que desde hace 30 años hacemos un brindis en fiestas de Tafalla con los familiares de los presos. En estos momentos hay más condenas por “apología del terrorismo” que cuando funcionaba ETA, un buen indicador del concepto de libertad que nos ofrecen.

Nunca creímos el cuento exclusivista de los Caídos por Dios y por España. Tampoco el de los caídos “por la libertad y la democracia” que con palo y zanahoria quieren imponer ahora. Por la libertad y la democracia, ese sí, murió Jose Luis Cano en una calle de Iruñea y como él cientos más. No nos confundieron entonces. No nos van a confundir ahora.

Jose Mari Esparza Zabalegi / Editor

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Arbeloa, Del Burgo y Aizpún analizados en “Tres tristes trileros”

17 noviembre, 2016 por La Voz de la Merindad Deja un comentario

Presentación de "Tres tristes trileros" ayer en Pamplona

Presentación de “Tres tristes trileros” ayer en Pamplona

Ayer por la mañana fue presentado ante la prensa en la librería Elkar de  la capital navarra el libro “Tres tristes trileros” (editorial Txalaparta) en el que han participado Patxi Zabaleta y los tafalleses Floren Aoiz y Jose Mari Esparza.

trilerosazalaEl ensayo proporciona tres visiones complementarias acerca de la trayectoria política de Víctor Manuel Arbeloa (Esparza), Jaime Ignacio del Burgo (Aoiz) y Jesús Aizpún (Zabaleta),  “figuras señeras todas ellas del régimen clientelar sobre el que pivotan, aún hoy en día, los resortes del poder en Navarra. Tampoco hubieran sido nada estos tres tristes trileros sin sus obsesiones: Euskal Herria, el poder y un pertinaz miedo a la democracia”, según señalan en el libro.

Ya por la tarde tuvo lugar la presentación publica en el hotel Tres Reyes  ante la presencia de unas 150 personas.

A primeros de diciembre esperan presentarlo en Tafalla.

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Sentencias franquistas y cimientos de mentira / Luis Miguel Escudero

8 noviembre, 2016 por La Voz de la Merindad Deja un comentario

justiciapenal21
El Gobierno ha colgado en el portal www.archivoabierto.navarra.es 1.538 sentencias del Tribunal de Responsabilidades Políticas que, tras la Guerra Civil del 36, juzgó a los republicanos más significativos. Fueron sometidos a juicios sumarísimos, muchas veces sin acusación contrastada ni posible defensa, con jueces militares y penas de multa y destierro firmadas, por ejemplo, cuatro años después de ser asesinados y arrojados a las cunetas.

La mayoría de las sentencias son condenatorias. Afectan a alcaldes, concejales, funcionarios públicos o sindicalistas, con acusaciones tan variopintas como promover la fundación de la UGT en un pueblo, aplicar una legislación laica en las escuelas municipales o simpatizar con partidos de izquierdas o nacionalistas.

Fueron juicios sin garantías, producto en ocasiones de la delación, realizados tras una guerra fraticida que comenzó con un golpe de estado contra el sistema legal republicano y para los que, desde Andalucía o Catalunya, con los casos de Blas Infante y Lluís Companys como ejemplo, ya se ha pedido la anulación. El Parlament también va a solicitar la reparación jurídica de todas las víctimas por encima del manido argumento de que generaría una inseguridad legal.

Las sentencias liberadas por el Gobierno de Navarra se pueden descargar íntegras y pertenecen, al menos en el caso de Olite/Erriberri, a un mismo tribunal regional del que forman parte Eladio Carnicero, Joaquín Ochoa de Olza y Leocadio Tamara, que generalmente hace de ponente en sentencias que se dictan entre los meses de mayo y noviembre de 1940, un año después de acabada la guerra.

Comienzan con la identificación del acusado, nombre, profesión, solvencia económica…. y, a continuación, señala el resultado de la inculpación con datos bastante generales, algunos imprecisos y hasta erróneos. Los considerandos son similares en todos, mientras que el fallo varía en función de distintos parámetros que condenan o eximen a los acusados, normalmente imponen una severa multa y dictan órdenes de destierro aún cuando el protagonista ya está muerto.

Llama la atención por su dureza sentencias contra ancianos de 79 años, concejales republicanos fusilados en los primeros días del golpe a los que se tasa su fortuna en 59.350 pesetas e impone, por ejemplo, una multa de 15.000. A un alcalde le recuerdan que en su mandato fueron sancionados derechistas que se manifestaron contra la retirada de crucifijos de las escuelas municipales y a otro ser “entusiasta de Azaña”. Los sindicalistas forman otro grupo de expedientados a los que les cae de todo, hasta que “no cumplían sus deberes religiosos”.

Entre tanto sarcasmo y condenas a multas y destierros a gente que ya estaba en la fosa desde hacía años, alguna de las sentencias son más benévolas y absuelven a los acusados. Ocurre esto con inculpados de ser “simpatizante con la UGT”, aunque “no se ha probado estuviera afiliada”. También, si tras la sublevación el sospechoso había cambiado de bando al de los tercios de requetés o banderas de falange, el tribunal lo absuelve y dicta que se notifique a sus herederos para que puedan recobrar los bienes embargados.

La liberación de las sentencias y su publicación en el portal del Archivo de Navarra avanza en el primer requisito de conocer la verdad, que, después de 80 años, todavía es nebulosa. En cuanto a la justicia, hay que pensar que irremediablemente no llegará nunca a las víctimas ni a los familiares directos, si vive alguno.

Es la reparación por parte de los poderes públicos el poco bálsamo que queda, y de ahí la necesidad de que estas sentencias difamatorias, que mancillan el honor de personas que no pudieron ni defenderse, sean ahora arrancadas del libro de una historia humillante. Porque somos lo que recordamos y, por respeto a nosotros mismos y a ellos, no podemos vivir sobre cimientos de mentira aunque lleven membrete de juzgado.

Luis Miguel Escudero

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