
Marisol García
Decir Marisol García y Gabalzeka Teatro o teatro a secas es lo mismo. Lo de esta mujer y el teatro forma un todo indisoluble que ha conformado su vida desde aquella primera vez, que por amor, casi todas las primeras veces son por amor, se acercó a un ensayo del grupo Compañía de Teatro Jacinto Benavente para el casting, aunque entonces no se hablaba de casting, de la obra de Molière El médico a palos. Del causante de aquel amor adolescente nunca más se supo pero sí de un amante, fiel, apasionado, intenso como el primer enamoramiento y siempre nuevo, que nunca la ha dejado. Ha estado ahí, a su lado, en los más de 40 proyectos en los que ha participado desde entonces, unas veces en papeles protagonistas, otras de reparto, en la confección del vestuario, en labores de escenografía, de ayudante de dirección y en su labor docente en los cursos de iniciación al teatro para hacer despertar a otras personas esa misma pasión. Los más especiales, los de estos últimos siete años, los talleres de teatro que organizados por el Área de Igualdad del consistorio tafallés imparte a un alumnado mayoritariamente femenino y adulto que, bajo su dirección, liberado de prejuicios y rompiendo moldes, se sube al escenario para mostrar lo aprendido.
Siempre unida al teatro amateur, celebró con Gabalzeka Teatro, el heredero de aquel Jacinto Benavente, el 40 aniversario del grupo de teatro tafallés, y hoy ocho años más tarde sigue a pleno rendimiento con varias obras en cartel, la última Anthosa Chejonté, el ruso que ríe con la que fueron seleccionados para participar, el pasado 25 de febrero, en el VIII Certamen de Teatro No Profesional Cívico Universidad en Zaragoza.
Diseño de vestuario
Si destacable es su papel en la obra, no lo es menos el vestuario que ella y sus compañeros de reparto Amaia Eskirotz, Iosu Kabarbaien y Javier Salvo lucen sobre el escenario, todo salido de sus manos. El vestuario es una parte fundamental de la historia que se representa, ayuda a construir los personajes y acercarlos al público. Por eso en cualquier certamen, sea los Óscar, los Goya, Cannes, Berlín o Donostia hay un premio específico para su diseño, como lo hay para la mejor película, mejor dirección, interpretaciones o música. Después de ver la profesionalidad y arte de Marisol García con las ropas que salen de sus manos, no hay duda de que podría recibir premio en la categoría mejor diseño de vestuario por cualquiera de sus numerosos trabajos. “Si el teatro me ha gustado desde siempre, no es menos lo que me ha gustado coser. Empecé cosiendo para casa, como era habitual en aquella época, pero enseguida demandé más; tenía una habilidad natural que no pasó desapercibida para mi tía Manuela González, la persona que inició mis pasos, y ella misma me llevó con María Guillén, una modista de renombre en Tafalla. Ella fue mi maestra, la que me enseño todos los trucos y maneras, y luego mi propio gusto y afición al teatro hicieron el resto”, rememora Marisol.
Texto: Agurtzane Berrio / Fotografía: Mikel Berrio
Ver texto completo en la revista La Voz de la Merindad nº348 del 1 de marzo de 2017