“Lo mejor de nuestro método de aprendizaje de las matemáticas que estamos ensayando es que si funciona con el alumnado con necesidades educativas especiales y dificultades de aprendizaje, esto quiere decir que sirve para todo el mundo”. Quien pronuncia estas palabras es la tafallesa Inma Lizasoáin Iriso, doctora y profesora del Departamento de Matemáticas de la UPNA, y miembro del equipo de profesoras de las universidades públicas de Zaragoza y de Navarra que de manera conjunta impulsa el proyecto de innovación docente denominado Aprendiendo a aprender Matemáticas: ¿qué nos enseñan los niños con discapacidad intelectual? Dentro de este proyecto, el pasado 14 de abril se desarrolló en la UPNA el taller práctico Matemáticas y otras herramientas para la diversidad cognitiva, en el que, “a lo largo de 5 horas apasionantes”, remarca al recordarlo, 70 profesionales de centros educativos recibieron recursos didácticos para un enfoque inclusivo de su enseñanza.
Inma Lizasoáin forma parte del equipo docente de la UPNA desde el año 1989, a una con la creación de la universidad pública en Navarra. Se licenció en Zaragoza pero el doctorado lo hizo ya en la UPNA porque apostó, como tafallesa radicada en el pueblo, por trabajar en casa. A lo largo de este tiempo ha impartido clases de matemáticas a las Ingenierías y desde hace 5 años, realiza su trabajo en los Magisterios, con un nuevo enfoque que es el que le apasiona y al que dedica todos sus esfuerzos: impartir la asignatura a los estudiantes de Magisterio y, lo más interesante para ella, enseñar a esos futuros maestros y maestras la didáctica de las matemáticas o cómo trabajarlas luego en el aula con su alumnado.
¿Cuál es ese proyecto de innovación docente en Matemáticas?
El método en el que andamos inmersas se centra en hacer comprender el concepto matemático y no tanto en la mecánica del procedimiento, a la que tanto esfuerzo se le ha dedicado tradicionalmente. Tomemos como ejemplo la división. Lo interesante y realmente significativo es hacer comprender el concepto de reparto y no centrarse únicamente en la mecánica de la operación. Enseñamos los conceptos a través de una representación gráfica que a un niño o niña le llega mucho más rápido que una argumentación con palabras. Estos tienen una intuición geométrica básica que les sirve para entender mejor el concepto de número. Por ejemplo, un triángulo sirve para explicar el número tres. Y es que para saber que algo se ha entendido, no hay que analizar solo la respuesta, correcta o no, sino el proceso seguido. Esto es lo importante: el proceso y no el resultado, porque si el proceso es el correcto y se ha entendido, tienes la certeza casi absoluta de que el resultado va a ser el bueno. De otra manera, centrándonos únicamente en el resultado, no se puede saber si realmente se entiende el cómo y el porqué se ha llegado a ese resultado. Con el dibujo del triángulo, volviendo al ejemplo anterior, sabemos que el concepto de número tres está interiorizado. En este sentido, para formar al alumnado de los grados de Maestro hemos partido de la experiencia con niños pequeños con síndrome Down que se han acercado a las matemáticas gracias a la geometría. Hemos comprobado que, al igual que todos los demás, estos niños pueden aprender matemáticas si se adopta un enfoque formativo y no utilitario y se parte de la geometría como forma de comprender la realidad. La propuesta innovadora aprovecha también algunos de los puntos fuertes de estos niños como son el aprendizaje visual y la capacidad de aprender con otros. Y esto es válido para todo el mundo, no solo para aquellas personas que se aproximan al mundo del conocimiento con alguna dificultad de partida.
Texto: Agurztane Berrio.
Vert texto completo en la revsita La Voz de la Merindad del 1 de mayo de 2018