La activista Amelia Tiganus dejó un montón de titulares en su conferencia “Cómo se fabrica una puta. Prostitución y trata a debate” impartida el pasado 9 de mayo en el kulturgune tafallés. Era la última actividad organizada por el área de Igualdad del Ayuntamiento de Tafalla, en el marco de la escuela de Igualdad y Empoderamiento en estos primeros meses del año.
Tiganus forma parte del proyecto social Feminicidio.net desde 2015 donde coordina la plataforma de formación online y del proyecto de prevención y sensibilización sobre prostitución, trata, violencia sexual y otras formas de violencia contra las mujeres. Nacida en 1984 en Galati (Rumanía) y superviviente de la prostitución, no es la primera vez que visitaba la ciudad ya que compartió sesión en el mismo lugar con alumnado de los centros educativos de la ciudad.
Poderosa, abordó con un mensaje rotundo y desde una mirada crítico-reflexiva, el sistema prostitucional como institución básica para mantener la sociedad patriarcal. “Las putas no nacemos, se nos fabrica; somos ocio y negocio masculino dentro de un Estado proxeneta en el que está incluido el Estado español”, afirmó contundente. Un negocio que, aseveró, mueve diariamente 5 millones de euros.
“Delante de nuestros ojos hay carreteras plagadas de prostíbulos, mujeres en la calle medio desnudas, pasando frío o calor, pisos donde las mujeres ‘nuevas, complacientes y disponibles las 24 horas’ desfilan cada vez que entra un putero y decide hacer uso de su privilegio. Anuncios en prensa, internet, folletos… ¿Cómo lo podemos permitir? ¿Qué podemos hacer para acabar con la impunidad de esos proxenetas que son hombres vinculados al poder, que se enriquecen a costa de nuestros cuerpos, nuestras vidas y sostienen a quien los sostiene, amigos de políticos, periodistas, policías y jueces?”, preguntó airada una y otra vez.
Tratado de Palermo
La trata de personas, según la definición del tratado de Palermo (recogido en el año 2000 por Naciones Unidas), es el comercio ilegal o tráfico de personas con propósitos de esclavitud laboral, mental, reproductiva, explotación sexual, trabajos forzados, extracción de órganos, o cualquier forma moderna de despotismo contra su voluntad y su bienestar. En este sentido manifestó la manipulación de una sociedad que tiene el mismo discurso que el lobby proxeneta. “La prostitución es violencia sexual que abastece el neoliberalismo y el primer mundo sigue explotando a otros países más pobres porque las mujeres nos convertimos en materia prima alrededor del sexo lo que conlleva también violencia psicológica, económica, física, institucional, feminicida, sociocultural y simbólica”, sostuvo la ponente. Denunció además las dos varas de medir a la hora de tratar la información sobre la violencia de género cuando se trata de prostitutas asesinadas “que no cuentan como tal aunque entre 2010 y 2018 ha habido 43 en el Estado español”. Tiganus compartió su dolorosa y traumática experiencia sin pelos en la lengua y reconoció que dejó la prostitución hace once años, si bien, “gracias al feminismo entendí hace tan solo cuatro que había sido víctima de trata. Mi vida con 18 años olía a latex, a baba, a sudor de otra gente. Hay que drogarse para poder resistir ese trato deshumanizador y cuesta reconocerte como persona”.
En la actualidad, una vez retomado los estudios, intenta recuperar los años que le robaron y enseña a curar corazones con la práctica de la empatía.
Mari Jose Ruiz