No hace falta recorrer conservatorios o escuelas de canto para encontrar grandes artistas. A veces, se trata de estar en el momento y el lugar indicado de un festejo popular agudizando el oído.
Una jotica en las cuatro esquinas, una habanera en la sobremesa de una sociedad, unos villancicos en nochebuena… Nuestros siguientes protagonistas son aquellos que se arrancan a cantar fácil, o que gozan acompañando con su instrumento a cualquier ronda improvisada.
Fue la pasión musical la que los llevó a unirse y a dar un paso más, consolidándose como conjunto y ofreciéndose a cantar frente al público. Nos entrevistamos con Javier Salas, José Mari Ojer “Rufino” y Pedro Ruiz “Regalito” para que nos cuenten al detalle los orígenes de la banda. ¡Agárrense, que llegan “Los Tafandeños”!
Amantes de la musica, no músicos
Se autodefinen como un grupo formado por amantes de la música, “pero no músicos”. No tienen como objetivo profesionalizarse, ni mucho menos, pero tratan humildemente de deleitar al prójimo con su música de la mejor manera posible.
Paradójicamente, han llegado a rechazar conciertos porque se les pagaba, aunque no rechazan que en un futuro den el paso a otros compromisos.
El grupo se creó hace unos 15 años cuando se juntaron José Goyena, Jesús Goñi, Jesús Mari Ojer y Esteban Belloso, a los que al poco se unieron Juanjo Aguerri y Javier Salas. “En un principio el objetivo era disfrutar de la música en la intimidad, sin ofrecer conciertos, simplemente para pasar un buen rato haciendo lo que nos gustaba” cuenta Javier, director del grupo

Los Tafandeños son: Javier Salas, José Mº Ojer»Rufino», Mº Jesús Ojer «Eskubi», Juanjo Arregui, Esteban Belloso, Jesús Mari Ojer, Pedro Ruiz «Regalito», José Goyena, Francis Ricotti, Javier Zudaire, Javier Urrutia y Carlos Rodríguez.
Ha sido en la última etapa cuando el grupo ha dado el paso a ofrecer algunos conciertos y consolidarse con las 11 personas que forman la banda actualmente. “Ahora es cuando más activos estamos, ya que siendo la mayoría jubilados, tenemos más tiempo para desarrollar esta afición”, explica José Mari Ojer.
El formato es parecido a una rondalla, pero las voces tienen mucho más protagonismo que la sección instrumental. “Tenemos 5 guitarras y 2 bandurrias y ahora queremos incorporar una base de percusión. En la sección de voces hay 6 personas a las que solemos arropar todos en los estribillos”, explica Javier.
El aplauso asegurado
Su repertorio incluye habaneras, rancheras, boleros, isas, canciones de autores conocidos… Toda clase de himnos que encaudilan a un público principalmente mayor, ya que hasta ahora han tocado en las tres residencias locales, en la de Estella y en el Centro Cívico.
Se puede decir que, aunque no lo prediquen, realizan una labor social, ya que sin pedir un duro hacen pasar un rato memorable a nuestros mayores, que los aclaman en cada actuación. “Hay que aclarar que ellos disfrutan, pero nosotros más, ya que con este público tenemos el aplauso asegurado”, aclara Pedro entre risas.
“Cuando salí de Cuba”, “19 días y 500 noches”, “No volveré”, “La novia del pescador”, “Échame a mí la culpa”, “Cielito lindo”, “La Feria De Las Flores”… Clásicos que no dejan a nadie indiferente. Incluso se arrancan con villancicos en Navidad. “Jotas por ejemplo no hacemos, ya que nuestro canto es más coral”.
se ha perdido la costumbre de cantar en la calle, ahora si cantas por ahí parece que vas pedo
Cuando les pregunto qué tiene que tener una canción para convertirse en himno, es decir, para que sea tocada por los tafandeños, me contestan que “debe ser pegadiza
Futuros proyectos
Entre sus próximos proyectos, tienen en mente hacer un musical de música mexicana con la colaboración de Puntido Teatro. Contaría la historia de una abuela tafallesa que vuelve de México para reencontrarse con su nieta en Tafalla. Pero el proyecto todavía está por desarrollar.
Por ahora no se plantean grabar nada, ya que no se quieren marcar exigencias que los agobien. “Yo como director no quiero ninguna presión de tener que llegar a un nivel que nos exija pasar malos ratos, en el momento en que no disfrutas de esto no tiene sentido”, cuenta Salas. Además, al ser tanta gente dicen que “sería una movida”.
Sin embargo, no descartan incorporar creaciones propias más adelante, ya que algunos de los miembros tienen composiciones que podrían encajar en el repertorio. Pero van sobre la marcha.
Música con alma
Veteranos del canto y amantes de los clásicos, admiten que son una generación con suerte en el aspecto musical. Entre sus influencias nombran a los grandes de la ranchera como Vicente Fernández o José Alfredo Jiménez.
También voces inconfundibles como Serrat o Nino Bravo. “A mí por ejemplo Julio Iglesias o Camilo VI me dan dentera verlos, pero sus voces son la ostia” admite José Mari entre risas.
Y es que no podemos negar que, nostalgias aparte, la música del siglo pasado tiene más alma que la tendencia actual. “No solo los cantautores, mira Los Brincos, Lone Star, Los Secretos, Fórmula V, etc., siguen gustando a la gente joven”, aseguran.
Otra de las curiosidades es la influencia de la música latina en Navarra, ya sea por la lengua común, la gran inmigración local a tierras americanas o la variedad y la calidad que la caracteriza. Tanto que, hasta a día de hoy, la influencia latina, como es el caso del reguetón, es abismal, aunque ciertamente la música ha cambiado mucho.
“A mí, personalmente, la música colombiana o ecuatoriana que triunfa hoy en día me parece siempre lo mismo”, dice Javier. “Yo creo que son canciones que suben y desaparecen enseguida, como la espuma. Se olvidan rápido, sin embargo, yo escucho canciones que oía a mi padre cantar y todavía se siguen cantando”, explica Regalo.
Cuando la calle cantaba
“También se ha perdido la costumbre de cantar en la calle, ahora si cantas por ahí parece que vas pedo”, critica José Mari. La verdad que es una pena. Con el protagonismo de la música de los bares nos hemos cohibido a la hora de tirar de “rondicas” y “a capelas”.
Hacen falta más tafandeños y menos complejos, más cantos entre adoquines y menos bafles a todo volumen, más música de sentimiento y menos de plástico. Solo así, algún día, las canciones volverán a ser eternas
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