Por: Olentzero
«Lasai neskak». Escucho la cantinela mientras me llevan en kalejira otro 24 de diciembre más. «Lasai neskak». Cantan y bailan todos y todas las jóvenes, los observo desde las alturas.
Recibo muchos zarandeos, pero los tomo con cariño. «Lasai neskak». Con lo animada que es esa de «horra, horra», para que pierdan el tiempo en vociferar la tontería de «Lasai neskak» cuando las chavalas me llevan un tramo.
A pesar de que me está costando deconstruirme, me gusta contemplar que ya no son solo mutilak los que se animan a coger el pesado armazón en el que me transportan. Y esto sí que no es una tontería, es un logro colectivo, la guinda del pastel.
Casi como que yo haya empezado estas navidades a responsabilizarme de tareas en casa, kar kar. «Lasai neskak»? Yo las veo muy tranquilas. Lo que me preocupa es la tranquilidad de los chavales, el sosiego de creerse con autoridad.
Neskak, lasai. Mutilak, ez hainbeste.

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