Javier Zabalza
Las obras de reparación de la cubierta exterior se están llevando a cabo sin coste adicional para el consistorio, tal y como nos explica la edil de Urbanismo Amaia Jaurrieta

Pocos años después de finalizar su edificación, el Centro Cultural Tafalla Kulturgunea comenzó a mostrar un aspecto exterior insólito: unas escurriduras de tonos oxidados recorrían sus láminas de piedra, mientras algunos fragmentos de las mismas comenzaban a resquebrajarse e incluso a desprenderse. Un aspecto insólito, decíamos, precisamente por lo reciente de su construcción, puesto que no es habitual que un edificio de nueva factura muestre estos defectos en tan poco margen de tiempo.
Sin embargo, al igual que la mayoría de adquisiciones que suponen un desembolso relevante para el cliente, los edificios y los materiales que los componen tienen garantía. Como los coches.
En el caso que nos ocupa, el Ayuntamiento de Tafalla se puso en contacto con la empresa constructora prácticamente desde que los defectos de edificación se hicieron visibles. El objetivo era reclamar esta garantía y aliviar las arcas municipales de una nueva carga económica que en absoluto le competía, al tratarse de fallos en la ejecución de la obra. La empresa constructora no puso ninguna pega al respecto, como se esperaba, y tras una serie de supervisiones encaminadas a buscar el origen de estos desperfectos, hace pocas semanas comenzaron a llevarse a cabo los trabajos de reparación de la fachada del Kulturgune.
Con el objetivo de comprender desde el punto de vista técnico las características del edificio y la naturaleza de los fallos apreciados en su cubierta, nos reunimos con Amaia Jaurrieta, concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de Tafalla y arquitecta, junto al edificio tafallés.
¿Qué ocurrió con la piedra?
La edil nos explica que las piedras que componían la cubierta exterior, todas ellas naturales, han mostrado irregularidades en su composición tras los análisis pertinentes. En su superficie, aparecieron restos de óxido de hierro, que al aflorar al exterior produjeron escurriduras y otras afecciones. Por otro lado, tal y como expone Jaurrieta, hubo problemas con los anclajes de estas piedras en la estructura metálica a la que van adosadas, debido a que los elementos de agarre en estas piezas de revestimiento exterior no se ejecutaron en la fábrica, y hubieron de hacerse en la misma obra de forma manual. El resultado fue que debido a que el espesor en algunas partes de las láminas inferior al necesario para soportar el peso, se produjeron roturas y desprendimientos.
Un edificio en garantía
Al tomar consciencia de estos desperfectos, el consistorio tafallés se puso en contacto con la empresa constructora para ejecutar la garantía. Tras la supervisión de los materiales y las estructuras llevada a cabo, se vio que la estructura portante estaba en buen estado, por lo que el problema era en la envolvente, tal y como hemos explicado previamente.
Las piedras que se han traído para llevar a cabo las reparaciones son prácticamente las mismas que las anteriores, al ser extraídas de la misma cantera, pero con el pertinente análisis en su composición para evitar óxidos, y con los agarres debidamente ejecutados en fábrica en los lugares donde el grosor de la piedra es capaz de soportar el peso. Está previsto que las obras se desplacen a la fachada lateral orientada al convento de Recoletas en los próximos días, por lo que se despejará el área de aparcamiento ocupada hasta entonces, para utilizar la correspondiente en el parking interior.

Un entorno a urbanizar
Aprovechando nuestro encuentro en los aledaños del Kulturgune, no quisimos pasar por alto la oportunidad de preguntar a Amaia Jaurrieta sobre cuándo se van a llevar a cabo los trabajos para urbanizar el acceso al edificio. La edil de Geroa Bai nos explica que en unos pocos días va a salir a licitación el derribo de la antigua casa de Espronceda, conocida posteriormente como casa Berruezo, un inmueble sobre el que el Ayuntamiento, tras mucho tiempo de pleitos y desencuentros con la propietaria, ejecutó la expropiación con fines urbanísticos. En efecto, el acceso a la zona del Kulturgune se hace a través de una pequeña bocacalle que trae de cabeza a conductores y conductoras, y que genera situaciones de embotellamiento cuando coincide gente que trata al mismo tiempo de acceder y de salir, al tratarse de un tramo de sentido único. Es por ello por lo que el primer paso para llevar a cabo la urbanización del área y mejorar sus accesos pasa por el derribo de la casa Berruezo.
La edil de urbanismo nos informa de que el Ayuntamiento ya está trabajando en la búsqueda de una solución habitacional para el único inquilino de la casa, y que una vez que se proceda a su derribo, se continuará con los trabajos de urbanización de la zona.

La técnica de la transventilación
La fachada del Kulturgune está realizada con una técnica arquitectónica que pretende optimizar el aislamiento térmico del edificio en cualquier época del año. Así, el aislamiento térmico (marrón claro) sostiene una estructura de acero sobre la que se colocan las láminas de piedra que recubren el conjunto. De esta forma, cuando sopla el aire durante el verano, este pasa por el interior de la estructura creando un efecto refrigerante. Por su parte, durante el invierno, al no estar el aislante térmico en contacto con la intemperie, permite mantener mejor el calor interior y facilita su función térmica. Es por ello por lo que la fachada del edificio es una fachada transventilada.
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