Entrevista a Itsaso Arana, por su película Las chicas están bien
La película Las chicas están bien, ópera prima de la actriz y directora tafallesa Itsaso Arana, recién estrenada el pasado 25 de agosto, está gozando de muy buena crítica. Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero y la propia Itsaso Arana, autora también del guion, son las protagonistas.
“Es una película sobre la camaradería y la reconciliación entre mujeres. Está creada desde la convicción profunda de que hacer cine es hacer avanzar la propia vida, nuestra extraña forma de sentirnos más vivas en vida”.
Esta es tu ópera prima como guionista, actriz y directora. Cuéntanos que es lo último que has hecho y lo que te traes entre manos.
Me estrené con La Virgen de agosto como coguionista. En esta ocasión me he colocado detrás de la cámara como directora, que es un cambio bastante importante.
Estoy con el estreno y la promoción de la película y estoy rodando en Bilbo una serie para TVE que se llama Detective Touré, una adaptación de las novelas de Jon Arretxe.
En otoño protagonizaré una película con Jonás Trueba que se titulará Volveréis, así que estoy con mi cabeza en tres lugares amados, en medio de una locura.
¿Resulta más cómodo aprenderse un guion que interpretarlo?
Es parte de lo mismo. El tema de la memoria se resalta mucho aunque, en realidad, memorizar no es lo más difícil. Lo más complejo es encarnar las situaciones y sobre todo en el cine, ni siquiera el texto es lo más importante.
Al final lo que estamos escribiendo es en el espacio, en el tiempo, con la cámara y es la ciencia o el arte de reproducir los comportamientos humanos. Hay algo mucho más profundo que no es solo lo que sale por nuestra boca sino toda nuestra vida interior y es lo más complejo de recrear. Todo forma parte de lo mismo.
¿Qué te ha animado a ponerte detrás de una cámara?
Es una especie de atrevimiento, muy deseado. Yo había creado un colectivo con La tristura, había escrito guiones con otros compañeros y sentía la necesidad de hacer algo mío. Mejor o peor pero que fuera mío, de atreverme a liderar un equipo.
Da mucho respeto pero se trata de ir aplicando lo que iba sabiendo, era más la idea de luchar contra mi propio prejuicio

Llevo en este oficio muchísimo tiempo, tengo experiencia de liderar equipos, he hecho cosas muy diferentes, no solo actuar, dirigir, también organizar muchos grupos… Sentía que en el fondo era un rodaje donde podría aplicar sabidurías que había ido recopilando.
Fui lo más honesta que pude con todo mi equipo y pedí colaboración. A veces pensamos que tenemos que saberlo todo y no es así. Esto es un trabajo de equipo.
Las de la última fila, de Sara Yuste, ha sido, creo, la última serie en la que has participado y las protagonistas son también mujeres y sus circunstancias particulares. ¿Es más fácil trabajar con personas de tu género?
Ha sido un poco circunstancial aunque tenía el deseo poderoso y la necesidad de hablar de las mujeres de mi vida, de mi ama, mis hermanas y mis amigas. El título ya lo indica aunque en realidad es una utopía y una aspiración; no es tan fácil que estemos bien, tratamos de estarlo y en ello estamos. La película habla también del lenguaje femenino.
Me rodeé de cuatro amigas actrices irremplazables que admiro y que traen sus propias lecciones de vida a la película, medio documental medio ficción. También quería hablar de la camaradería y amistad entre mujeres, del fin de la rivalidad entre actrices.
Esa mirada patriarcal nos ha hecho creer que teníamos que competir entre nosotras, de que no hay sitio para todas y no hay otra manera de salir si no es juntas. La película no arregla el mundo, pero tiene vocación de mostrar otras formas de comportamiento.
Estar nominada a los premios Feroz como mejor actriz de reparto es ya un premio en sí (el año pasado en la serie Reyes de la noche). ¿Supone más compromisos, ponerse más retos?
Estuve nominada como actriz con Reyes de la noche (periodista en los 80) y el año pasado como mejor peli con Tenéis que venir a verla de Jonás Trueba y como mejor serie con Las de la última fila.
Los premios son un elemento que tensa mucho a la profesión porque nos hacen creer que es algo competitivo cuando el arte no lo es. Evidentemente hay una atención mediática mayor, a veces suponen (no siempre) más trabajo, mas atención o más oportunidades de trabajo pero al mismo tiempo confunden y en ese sentido es más un trabajo de gestión emocional, de no creerte mucho lo bueno ni lo malo.

Los premios tienen esa doble vertiente y sobre todo las mujeres tenemos unas presiones estéticas brutales; he ido aprendiendo con los años y afortunadamente estoy teniendo un crecimiento lento. Vamos lentos porque vamos lejos.
No siento que haya tenido un golpe de suerte loco sino que me lo he ido trabajando, que todo tiene su lógica y en ese sentido me lo tomo con humor. Me río muchísimo.
Combinas series, película y teatro. ¿Es compatible? ¿En que formato te sientes más identificada?
Mi escuela ha sido el teatro y mi primer amor. Luego entré en el mundo audiovisual con 27-28 años y he tenido un enamoramiento muy fuerte con la cámara. Me gusta muchísimo la capacidad que tiene el cine de registrar la vida sutil.
Al final el teatro necesita propuestas más contundentes, más resistentes al tiempo, a las representaciones, tienes que generar materiales que se tienen que repetir una y otra vez; es muy diferente, la capacidad del directo y de todas las artes vivas.
El teatro ha sido mi casa, mi escuela, pero para mi el cine tiene un misterio que todavía estoy tratando de entender desde diferentes puntos: la escritura, la producción y está siendo mi segunda escuela. Sigo muy apasionada con esta segunda vida.
En el fondo es el mismo trabajo pero son códigos diferentes. Hay que cambiar un poquito la energía, la intensidad, lo que en el teatro se trabaja más en el espacio, en el cine es sobre el tiempo.
Hay matices, el teatro es como un partido de futbol, son 90 minutos y sabes que es de principio a fin pero en el cine es como el tenis, te da tiempo para pensar entre set y set y tienes que tener una buena cabeza para no hundirte cuando hay una mala toma; es más solitario. El teatro es más colectivo.
¿Qué recorrido ha tenido ese film antes de presentarlo en el Estado?
La Atlántida (Mallorca), Karlovy Vary (Chequia). Normalmente se estrenan en festivales internacionales, festivales de clase A, de diferentes categorías que luego se puntúan. Todo un mercado después, cuando la presentas internacionalmente a diferentes países.
Acabo de confirmar la traducción francesa de la película e iremos allá a presentarla. La Virgen de agosto tuvo como mucha repercusión allí, fuimos nominados a los premios César que son como los Goya españoles.

Después a nivel estatal en la Atlántida hubo esa premier que fue un estreno al aire libre y se está moviendo por 40 salas distribuida por “Elástica”, que es independiente, muy top; ha movido Alcarrás, aunque evidentemente luego depende de los espectadores.
La distribución es una selva para el cine independiente pero esperemos que la gente tenga curiosidad y se acerque a los cines. A mi me toca ir con la película para generar coloquios y presentaciones.
¿Te veremos pronto por este escenario de tu vida donde vive tu familia?
El rodaje y la escritura de la otra peli me tiene muy ocupada pero sí, iré a Tafalla. Desde que muere mi aita, aquella experiencia, me transformó muchísimo y la peli es un homenaje a mi familia. Ir a Tafalla y estar en casa es más importante que ir a cualquier otro lado.
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