[:es]Aunque sus atractivos naturales son bastante desconocidos, Tafalla cuenta con una pequeña joya en bruto, que pocos visitan pero que hace las delicias de numerosas aves acuáticas, entre ellas, una importante colonia de garzas. Es por ello que la laguna del Juncal es la niña bonita de los aficionados a la ornitología, un lugar para observar sin ser observado.

La laguna del Juncal está situada en la Zona Media, en Tafalla. Esta Reserva Natural de 60 hectáreas de superficie es de origen endorreico, es decir, sin salida fluvial al mar, y para conocer cómo se formó hay que remontarse al Terciario, cuando el Pirineo, la Cordillera Costera Catalana y la Cordillera Ibérica surgieron para dejar entre sí una cuenca cerrada, aislada del mar, donde se formó un gran lago. El agua de los ríos que descendían de las montañas venía cargada de sedimentos que fueron asentándose y de sales, que quedaron retenidas, una vez evaporada el agua del lago. El aumento de la salinidad debido a la evaporación, favoreció el depósito de calizas, yesos y sales, lo que explica el origen de los yesos sobre los que se asienta la balsa. Tiempo más tarde, se abrió la comunicación con el Mediterráneo y la cuenca del lago se drenó a través del actual río Ebro.

Este humedal natural se alimenta de la lluvia, de la escorrentía (agua de lluvia interceptada en la cuenca), y de las aguas y aportes subterráneos de la fuente del Resano, un pequeño manantial que procede de la terraza suspendida que corona el Monte Plano.

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