Tanto la Salve como la procesión que la corporación municipal realiza los días 15 y 16 de agosto son actos de gran importancia en las fiestas de Tafalla. Junto a los clarineros y timbaleros, los maceros son una figura clave, a la vez que desconocida, en dichos actos.

Y seguramente que nos hayamos fijado en ellos sin saber realmente su función, el porqué de su presencia a la hora de acompañar a los representantes municipales en estas ceremonias.

Si buscamos la definición de “macero”, encontraremos que éste se trata de un funcionario que encabeza las comitivas municipales, o de otras corporaciones, luciendo un tabardo, uniforme de antiguo origen, y llevando en su mano una maza.

La presencia de estas figuras es una tradición antigua que simboliza el poder de la autoridad. Antiguamente antecedían los desfiles de los reyes, llegando hasta nuestros días en muchos pueblos y ciudades.

En Tafalla contamos con dos maceros y maceras, porque Mari Carmen Sagardoy tiene el honor de ser la primera macera en la historia de nuestra ciudad.

Le acompaña su marido, José María Equisoain, ambos tafalleses y trabajadores en Tasubinsa. “Yo llevo siendo macero 24 años. En su día quedó un hueco libre y Ramón Calandria padre me ofreció coger el puesto. Probé la experiencia, me gustó y aquí sigo”, explica José María.

“Mari Carmen entró unos años más tarde, cuando mi compañero se dio de baja”, añade.

Maceros

Ambos admiten que es un honor hacer de “guardianes” de los concejales y las concejalas.

Algo simbólico

“Nuestro trabajo hoy en día es algo simbólico, pero que lo hacemos con gusto. Siempre vamos unos pasos por delante de la corporación, y si nosotros nos paramos, ellos paran. Guiamos sus pasos. Porque aunque el alcalde mande en Tafalla, durante la procesión quien tiene el poder somos nosotros”, explican.

El traje que visten durante estas procesiones son muy representativos y con mucho significado. “En invierno nos ponemos una capa para resguardarnos del frío, porque también desfilamos el 20 de enero por San Sebastián.

En fiestas llevamos ropa más ligera, para soportar mejor el calor”, relata la pareja. “En la parte delantera llevamos el escudo de Tafalla y en la trasera, el de San Sebastián. El 20 de enero es al revés, adelante nos ponemos el escudo del patrón y por detrás el de Tafalla”, describen.

“Aunque nos guste mucho ser maceros y lo seguiremos siendo hasta que podamos, tenemos que admitir que el rato de la Salve el 14 de agosto es el peor momento para nosotros, ya que por una parte la gente va un poco ebria y nos hacen bromas; y por la otra, el paso es muy lento y terminamos muy cansados”, puntualizan.

Finalmente, tanto Mari Carmen como José María coinciden en que las fiestas hoy en día no son como las de antaño, y que sienten algo de nostalgia al recordar las fiestas de su infancia.

“Antes con cinco mil pesetas disfrutabas como un enano, te llegaba para todo. Ahora las fiestas solo son gastar y gastar”, opinan. “Lo que más recordamos es el desfile de las escobas, y aunque se haya retomado de nuevo, no tiene nada que ver con el que nos marcó en nuestra infancia”, recuerdan.

maceros