Se supone que octubre pasa el testigo a noviembre en una madrugada tenebrosa y cargada de mitos, pero no hacen falta leyendas para que a una le entre el yuyu, basta con mirar papeles: la factura de la luz, el recibo de la gasolinera y las noticias sobre el colapso del comercio mundial.
¡BU! Pero, aunque haya motivos suficientes para no necesitar historias de fantasmas, en estas fechas siempre tengo cuerpo de magia, que es un antojo muy sano.
Un gato blanco y pardo se sienta erguido al sol al comienzo de una escalinata. Su porte le da un aire sofisticado al conjunto, que parece una miniatura del Congreso en lugar de un rinconcito de pueblo.
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