Los perros están nerviosos y sus dueñas, también. Este atardecer no tiene tintes de púrpura o rosa, ni siquiera algo de naranja, solo una esfera candente que se perfila entre nubarrones monocromos.
El aire es pesado de respirar y crispa las gargantas, que piden una tormenta que no se desata todavía. La gente del barrio tafallés de Las Baratas sale a la calle a buscar un horizonte tranquilo y se forman corrillos de vecinos que comentan, compungidos, el avance de las llamas.
administrator2021-08-26T12:38:54+00:00
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