En verano transformaba la cocina en cualquier otro lugar: biblioteca, redacción, hospital de peluches. Con una cuerda atada al respaldo de cada silla trazaba un recorrido que era a la vez tenderete, laberinto y barricada.
administrator2021-08-26T12:38:54+00:00
CONTENIDO EXCLUSIVO PARA SUSCRIPTORES
Debes acceder para ver este contenido, por favor, accede o suscribete.
¿Aún no eres miembro? Únete a nosotros