La aguja de una iglesia mudéjar sobresale entre los edificios. Su porte sólido contrasta con el horizonte de este barrio, que es un cardiograma irregular de tejados bajos y solares tomados por madreselvas.
Hay muchas paredes huérfanas convertidas en lienzo para pintadas: motivos geométricos, un búho, rostros de mujer, viñetas… Un museo en carne viva que se deshace a base de cierzo y sol.
administrator2021-08-26T12:38:54+00:00
CONTENIDO EXCLUSIVO PARA SUSCRIPTORES
Debes acceder para ver este contenido, por favor, accede o suscribete.
¿Aún no eres miembro? Únete a nosotros
Deja tu comentario