La aguja de una iglesia mudéjar sobresale entre los edificios. Su porte sólido contrasta con el horizonte de este barrio, que es un cardiograma irregular de tejados bajos y solares tomados por madreselvas.

Hay muchas paredes huérfanas convertidas en lienzo para pintadas: motivos geométricos, un búho, rostros de mujer, viñetas… Un museo en carne viva que se deshace a base de cierzo y sol.

2021-08-26T12:38:54+00:00

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Por |2022-10-04T15:32:42+00:0002/10/2022|Colaboraciones | Kolaborazioak, Miope|Sin comentarios

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