Las leyes de educación cambiarán los plazos de los exámenes, pero hay algo que suele quedar para septiembre: los propósitos de año nuevo. Todos esos anhelos acumulados e incumplidos se agolpan en este mes de transición y lo llenan de palabras como agenda, gimnasio, rutina, nutrición, meditar.
Desde aquí ya se ve el último trimestre, así que hay que apurarse para tachar cosas del listado después de la tregua veraniega. Las aspiraciones se ponen nerviosas cuando todavía queda algo por hacer, más aún cuando ¡hay gente que ya lo hace!
Las redes sociales se llenan de rutinas diarias que organizan el tiempo de lectura, descanso, autocuidado, cocina, deporte, trabajo, estudio, socialización y que aceleran el tic-tac, porque a ver quién lo mete todo en veinticuatro horas y además se irriga la dentadura.
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