A las siete y media, treinta palomas levantan el vuelo en un susurro. Son un motor de plumas que se enciende y apaga de tejado a tejado.
Yo me pongo en marcha como ellas, pero en un tren ruidoso que anuncia las paradas con voz distorsionada, traquetea y no da lugar al reposo. Empieza el viaje y, con él, la colección de postales.
administrator2021-08-26T12:38:54+00:00
CONTENIDO EXCLUSIVO PARA SUSCRIPTORES
Debes acceder para ver este contenido, por favor, accede o suscribete.
¿Aún no eres miembro? Únete a nosotros
Deja tu comentario