Solo se juntan en el cumpleaños y en el año nuevo de verdad. Les delata la peca en la punta de la nariz, la sonrisa con un solo hoyuelo y los ojos grandes. Hoy están repartidas por el salón. Echan un vistazo a las ramas de eucalipto secas del jarrón blanco y a la única bola de Navidad que decora la casa, pintada en una ventana.

La de seis años lleva un pichi rojo de pana, una peca de cabaretera falsa en el labio superior y unas medias marrones en la cabeza que se cree que le hacen una melena muy digna.

Tiesísima, mira a las demás de hito en hito con picardía, se echa una pernera hacia atrás y agarra con fuerza el recogedor de basura que le hace las veces de micrófono. Solo canta coplas y la mano con la que mejor baila es la derecha. Cojo la manzana, muerdo la manzana, la tiro y la piso.