Se acerca a la caja menos llamativa de la habitación y la abre en busca de esos chasquidos que no oía desde 2020. Deja a un lado la tapa cubierta de polvo y comienza el festín de la identidad.

Las enormes gafas marrones convierten a cualquiera en presidenta de algo, le vendrían genial a Pablo Casado ahora mismo, solo por si Ayuso. La cámara de fotos compacta color verde ácido es apta para pasar por un turista de los de antes de la gentrificación, los que solo necesitaban un pasaporte.

Es la máquina perfecta porque el muñeco que sale disparado cuando se presiona el obturador saca siempre una sonrisa. En un paquetito de plástico espera el parche de pirata, torero o, quién sabe, excomisario. Justo debajo hay una camisa floreada arrugadísima que pide a gritos un caballete y un pincel para cobrar vida.

2021-08-26T12:38:54+00:00

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Por |2022-03-02T12:04:45+00:0002/03/2022|Colaboraciones | Kolaborazioak, Miope|Sin comentarios

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