En las paredes del Museo de Navarra cuelgan varias ilustraciones a lápiz de Cristina Jiménez Gómez. Mujeres peinándose, mechones junto al desagüe y la metamorfosis de una trenza a serpiente. Las láminas tienen algo de hipnótico, se me clavan en la nuca cuando cruzo la sala de camino al baño.
Coloco las manos debajo del secador. El aire es potentísimo, forma un cráter que deja adivinar el mecanismo de los dedos. La piel huye hacia los extremos, una pista de cómo van a ser las arrugas cuando lleguen.
administrator2021-08-26T12:38:54+00:00
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