Forjaste tu carácter entre Vidaurreta y Tafalla, aderezado con cerezas y vino. Honesto y generoso, rebelde, siempre rebelde; fiel a tu gente y a tus camaradas, coherente y discutidor, solidario y peleón. Torturado por nada, porque sí; Trabajador a sueldo, siempre en precario; voluntario en mil tareas.

Terco, muy terco hasta el final, te fuiste con una sonrisa por haberle ganado la partida a la muerte antes de que viniera a buscarte. Seguiremos tu huella indomable, amigo, compañero, camarada. Brindo por tu memoria porque también es la nuestra.

Eskerrik asko, Alfredo, borrokalari, laguna!

MJR