Por: SOS Racismo Navarra

El miércoles 2 de febrero sobre las 11:00h Sergio, su mujer Sara y su recién nacido hijo (10 días) se encontraban en la fila de una caja de pago del supermercado LIDL.

En ese momento, ante un buen número de gente que realizaba sus compras o que se disponía a pagar en las diferentes cajas, el guarda de seguridad con muy malas e imperativas maneras y gritando le exigió a Sergio que sacase todo lo que llevase en los bolsillos, que le había visto robar.

Sergio atónito le dijo, con todo respeto, que eso no era así, que nunca se le ocurriría hacerlo, que no necesitaba hacerlo y que se estaba equivocando. Siguiendo con sus muy malas formas y con trato indigno, el guarda le dijo que le había visto por las cámaras del local y que era un ladrón.

Sergio le repitió que eso era imposible y que viesen juntos esas imágenes. El guarda le contesto que eso de ninguna forma, que él, Sergio, no tenía derecho a ver las cámaras.

De nuevo Sergio le repitió que se equivocaba y que si le había visto meterse algo en los bolsillos, porqué no se lo había dicho en el momento para hacerle ir a algún lugar más discreto y verificar lo que decía haber visto o para revisar sus compras, e incluso sus ropas.

No hizo el más mínimo caso y siguió chillando, con mucha brusquedad y, una vez más, exigiéndole que sacara todo lo que llevaba encima. Tampoco atendió en absoluto los intentos de razonar de su esposa Sara, la cual ya para entonces no dejaba de llorar.

Seguidamente y viendo su brutal actitud y falta de respeto, Sergio se vació todos los bolsillos y como sostenía humilde pero firmemente, no llevaba nada más que pertenecías personales. El guarda, sin disculparse lo más mínimo, se alejó.

En esos momentos, y avisada por la cajera, la cual y en sus palabras estaba pasando vergüenza ajena, vino otra chica (¿una encargada?) preocupada por el tumulto que se estaba formando y la cual conocía a Sergio por medio de su marido.

Y ella sí les pidió disculpas, diciéndoles que sobre él no podía tener la más mínima sospecha, que le conocía y sabía que era imposible que tuviese una actitud reprochable de sustracción de algún tipo de objeto o alimento del establecimiento y le entregó la Hoja de Reclamación/Denuncia/Queja.

La situación fue de tal dureza, comportamiento brutal e indignante por parte del guarda de seguridad, sin la más mínima discreción y ante toda la gente que si bien Sergio se llevó un tremendo disgusto y con él continua, su mujer no podía dejar de llorar desconsoladamente y lo está pasando muy mal.

Posteriormente, el mismo día, Sergio se dirigió a la Policía Foral para comentarlo y ver que se podía hacer. Pero, le dijeron que no merecía la pena interponer ninguna denuncia, que la misma no servía para nada.

Por ello, decidieron presentar una Solicitud de Intermediación y Reclamación en Consumo del Gobierno de Navarra y la consiguiente reclamación ante esta empresa, esperando que pueda servir para que casos tan injustos, contra toda dignidad humana personal, humillantes y con total impunidad por parte de ese guarda de seguridad o del trabajador o responsable que fuere, no vuelvan a repetirse.

Pero Sergio y Sara no existen. La pareja es un matrimonio de origen senegalés.

El, Serigne, lleva más de 20 años viviendo y trabajando en Tafalla, tiene una vida social y laboral plenamente asentada y enraizada; y junto a su mujer han traído al mundo tres preciosas criaturas y construido una familia en esta tierra, en la que nuca le han faltado el apoyo, el reconocimiento, el respeto y la afectividad vecinal.

Desde SOS Racismo Navarra queremos denunciar este incidente que, de claro carácter racista y un relato con el que tantas personas pueden sentirse identificadas, porque sabemos, por una muy larga y amarga experiencia que el racismo que viven cotidianamente las personas racializadas es estructural y se sigue manifestando cada día en diferentes espacios sociales, laborales e institucionales.

Y ante ello, sigamos haciendo de Tafalla una ciudad de acogida.