Edgar Morán es uno de los últimos seteros de profesión que quedan en nuestra comarca. Durante todo el año, recolecta setas para nutrir tanto su estómago como el de otras muchas personas que acuden a él para saborear las delicias que baja del monte.

Un oficio que, pese a ser para él todo un privilegio al permitirle desarrollarlo en plena naturaleza, requiere de un conocimiento previo y de una experiencia entre bosques y montañas de cientos de horas. Quisimos saber más con él de un mundo del que todos hemos oído hablar, pero que muy pocos entendemos realmente.