Con frecuencia vienen a mi cabeza recuerdos de la infancia. Puede ser porque voy cumpliendo años y ya recuerdo el pasado con morriña; o porque todavía tengo diez años en el cogote y me mantengo en la niñez.
Sea como fuere, cada vez que voy a la casa de mis padres los recuerdos se amontonan. Una de las más bonitas ceremonias que ha tenido mi madre ha sido la de sacar los álbumes de fotos y enseñarlos henchida de orgullo. Y en mi caso, con una familia ultranumerosa, este ritual adquiría proporciones épicas por el volumen de los tomos.
administrator2021-08-26T12:38:54+00:00
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