La civilización romana no fue especialmente prolífica a la hora de crear símbolos para sus números. Fueron más bien simples, y además utilizaron letras en lugar de elaborar caracteres propios como sí hicieron otras culturas. Señalaron pocos números, los más importantes. Uno de ellos fue el 500, que identificaron con la letra D.
Con este ya son 500 los números editados por Merindad a lo largo de su historia, algo sin duda importante y digno de conmemorar, más aún cuando se trata de una publicación de ámbito local en un mundo en el que lo grande se come a lo pequeño.
Merindad es un ejemplo de constancia y dignidad frente a los grandes medios que sustentan su existencia en resultados económicos procedentes de grandes patrocinadores, mientras que esta revista se sostiene en buena parte gracias a la indispensable confianza de cientos de suscriptores y suscriptoras que hacen posible su existencia. Merindad se nutre de militancia, y eso configura su propia esencia.
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