Aprovechamos su visita para traer a nuestras páginas a esta tafallesa residente en la ciudad renacentista de Ferrara, en la región de Emilia-Romaña, al noroeste del país transalpino.

Raquel, naces en 1976, ¿qué recuerdos tienes de tu niñez?

Los más hermosos, junto a mis padres Ana Mari, Isidro y mi hermana Marta. Crecimos en el barrio de San Isidro y asistí al Liceo Tafallés. Siempre agradeceré a Felisa Sola y su esposo Jesús Jimenez, mis profesores. Se entregaron con nosotras, me estimularon mucho.

¿Del barrio? El trigo llegaba hasta la misma calle, espacios abiertos para juegos y escondites como el de casa de Suso, todo lo veo con ojos brillantes y agradecimiento a la familia y gente del barrio. Tafalla era más cercano.

Dicen que los artistas despiertan pronto. ¿Te sucedió a ti?

Me costó tomar el camino, aunque desde muy niña lo tenía claro: quería escribir. Teníamos una máquina antigua de escribir, sigue en casa todavía y golpeaba las letras, tal vez pensaba ya en que un día quería contar cosas.