Hoy vamos a andar por Pueyo
José Ramón Aierra, entre las muchas curiosidades que tiene publicadas, habla de la Fuente de Goyena. La busqué en el Sitna y encontré el topónimo. Agustín, al que he nombrado mi «asesor para asuntos de Pueyo», me dijo que igual encontrábamos algún resto de lo que fue un pequeño manantío, aunque puede que esté todo perdido.
Son las 08:00 horas
La mañana está fresca: 12º. Anda algo de cierzo y en el cielo se ven algunos nubarrones, aunque prevalece el azul. En agosto, ni por leña al monte, ni por agua al pozo.
Salimos de donde está colocado el panel del Pase de Valdetina, junto al Centro de Salud. El aparcamiento de las Yurtas está lleno. Es una alegría ver que el turismo rural empieza a recuperarse. El camino, de sobra conocido, siempre nos aporta nuevas sensaciones.
La pequeña fuente que ha brotado de lo que se filtra del canal tiene un chorro alegre y cantarín. El zarzal que cubre las ruinas del Caserío de Osés permanece impertérrito al paso del tiempo.
En el cerro, el desolado de la Gariposa (ya podemos empezar a llamarlo así) muestra el montón de piedras en que se ha convertido el viejo y hermoso corral.

Arañones
08:45 horas.
Al llegar a la balsa de Patuca salimos del camino y nos acercamos a echar un vistazo. En su zona sur la espesura de la vegetación oculta el pozo. El lugar está pidiendo a gritos un desbroce para que podamos contemplar en toda su grandeza la balsa.
Unos metros más adelante, en el cruce de caminos, encontramos la balsa de los Ricos. Los carrizos cubren totalmente el lecho y la vegetación se ha apoderado de tal manera del entorno que oculta las troneras destinadas a la caza de la paloma.
Por el camino de la izquierda nos adentramos en el Tajubo. Las rastrojeras se extienden por la ladera del Buskil esperando que las ansiadas lluvias pongan tempero en el campo y permitan la entrada de los arados. Mientras, en el alto, el vértice geódesico vigila las entradas y salidas al valle. La cuesta y el abrigo del cierzo nos obligan a ralentizar el paso.
Antes de encarar el Portillo del Sastre, miramos al Sur. El magnífico bocage que tenemos a nuestros pies es un espectáculo en cualquier época del año. La convivencia del arbolado autóctono con las explotaciones agrícolas supone una riqueza paisajística que no podemos perder.
Una gran roca en la ezpuenda corona uno de los pasos del Portillo. Orillamos piezas, tomamos viejos caminos casi desaparecidos y llegamos al Camino de Artajona. Sobre unas «cómodas» piedras reponemos fuerzas. El día está estupendo para andar. El aire refresca pero no molesta.

Roca en el Portillo
10:40 horas.
El nacimiento de un pequeño barranco en la falda de un cerro nos hace pensar que podríamos estar en lo que fue la Fuente de Goyena. No tenemos la certeza, pero sí los indicios más claros que encontramos en todo el entorno. Algunas matas de arañón muestras sus frutos lozanos y abundantes.
Caminamos en dirección a Pueyo. Pasamos junto a dos corrales en ruinas de los que desconocemos sus nombres. Descendemos.
En el cruce que lleva a la Fuente de Valdetina seguimos a la izquierda. La cuesta arriba se hace pesada. Nuestra idea es acercarnos al Corral de Zúñiga, pero un cercado de malla y alambre de espino rodea todo el campo.
Por su orilla vamos bajando hasta las inmediaciones del barranco de Valdetina. No es posible acercarnos al corral y nos conformamos con una fotografía lejana.
Caminamos por mitad de los rastrojos.
Una pasarela agujereada llama nuestra atención. Nos acercamos para pasar el barranco. Su estado es tan lamentable que no nos inspira ninguna confianza.
Decidimos no arriesgarnos y seguimos el cauce hasta llegar a un puente sólido por el que pasa incluso la maquinaria agrícola.
Salimos al camino. Dejamos a la derecha el que sube a la Gariposa y llegamos al Camino viejo de Pueyo o de Macocha.
El Cidacos en los sombríos es un triste lamento.
12:25 horas.
Presa de Rekarte
El cauce sin gota de agua da una idea de la sequía importante que estamos padeciendo. En todo el mes de julio no ha caído más que un litro. La situación comienza a ser preocupante. La uva y la aceituna ya están sufriendo la escasez de lluvia.
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