Por: Luis Calvo
Una vez al mes me voy a comprometer, si la editorial me deja un hueco, a informaros del desarrollo de nuestro Trofeo. Trataremos cada una vez al mes hacer que pase un equipo del campeonato para escudriñar dentro de sus entrañas, y si nos deja de su corazón. Hoy comenzaremos con el AMAZONAS.
Y quien mejor para hablarnos de este grupo que su capitán, Carlos Pasmiño, gestor del Sitio de la Panueva, de larga data en nuestra tierra, ahora también la suya.
Háblanos un poco de tus comienzos en el trofeo Cidacos, que me imagino que serias de los primeros en formar equipo y del que ahora ostentas la capitanía.
Cómo no. El fútbol, tu lo sabes muy bien, se lleva en la sangre y nosotros, los ecuatorianos, somos de sangre caliente. Necesitaba jugar, era algo superior a mis fuerzas y así con 15 añitos empecé a jugar con mis amigos.
No era el Barcelona de Ecuador, pero para mi estaba bastante cerca. Hoy tengo 33 años cumplidos, y sigo disfrutando como el primer día. La oportunidad que andaba buscando me la dio el Cidacos, iba a jugar fútbol de competición en cancha de 11, que alegría, sueño cumplido.
Personalmente, me acuerdo de aquellos comienzos del Amazonas, en el que un grupo de jugones la bordaban. Richard (Pescao), Cesar, Tuto. La magia había recorrido un montón de kms para instalarse en las Eras, pero ¿qué os faltaba para ser ese equipo que pelease por los puestos de cabeza?
Bueno, nosotros básicamente siempre hablamos de compromiso. Ese contrato que habíamos firmado con el Cidacos de fidelidad en los horarios, en el comportamiento en la permanencia, creo que lo hemos cumplido.

Es nuestra forma de vida: juntarnos, practicar deporte, divertirnos y el culmen de la semana se completa en torno a una pelota.
Nos buscamos para mantener esa unión que seguramente sin nosotros darnos cuenta nos hace más fuertes; ese tercer tiempo famoso del Rugby nosotros lo cumplimentamos exactamente igual al final del partido, con unas cervezas, unas coca colas y un montón de emociones compartidas.
¿Tenéis algún sitio dónde reuniros, donde guardáis la ropa, hacéis los fichajes y habláis de la próxima cita?
Ahora que soy uno de los socios del Sitio de la Panueva, en el Imagine, tenemos unos salones en los que nos reunimos, charlamos y hacemos algunas cenitas, todo entorno al equipo.
¿Cómo os sentís en el Torneo? ¿Discriminados o por el contrario queridos? ¿Pensáis que ya os habéis ganado el derecho a ser uno más? ¿Consideráis el Zidacos como algo vuestro?
Nos sentimos parte del campeonato porque creo que así lo hemos demostrado. Parte de todo lo que rodea a este mundo tan bonito, desde los gestores, los árbitros y vosotros nuestros compañeros, -a veces tiranos, a veces siervos-, con los que día a día peleamos por una pelota y nos podemos decir de todo, cuándo termina el partido volvemos a confraternizar y a intentar que la buena onda siga por lo menos hasta el próximo domingo (risas).
¿Habéis formado un gueto en torno al equipo, o dais entrada a otros que no sean ecuatorianos?
No, no. Nada que ver, estamos abiertos a todo. Hoy hay ecuatorianos, colombianos, españoles; hay sitio para todos, y te prometo que aquí somos todos iguales. A veces alguno de los que llamamos no puede venir.
Le dijimos a Moncayola, pero nos comentó que este año lo tenía un poco difícil (risas). Si viene ya sabe va a ser uno más. Estaría bueno, ¿eh?
Como última pregunta y para que sirva de despedida, ¿a qué aspira este año el C D Amazonas?
Una vez me comentaron que el éxito era la consecución de metas valoradas por los demás, no sé si soy muy claro. No queremos anticiparnos a lo que vendrá después para no quedar en ridículo; las pretensiones, seguro, nunca serán suficientes.
Quiero reconocer el mérito de mucha gente que nos ha ayudado y de igual forma mostrarles desde aquí nuestra gratitud. Aspiramos a que en el terreno de fútbol y en los aledaños sigamos sintiendo esas emociones para que cada domingo en esas revanchas que tenemos os lo podamos agradecer.
Carlos y su gente, tanto en los Anexos del San Francisco, como en la terraza del “sitio de la Panueva”, o en la placeta de las pulgas, unos craks. Cuando me decías si habías sido claro, Carlos, te lo digo: clarísimo.
Es difícil no entendernos cuando hablamos el mismo idioma. Gracias por tu tiempo y empatía. Como siempre, la gente del Trofeo os regalamos nuestra amistad. A ver si salís campeones.
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