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“Sin terminar de cerrar las consecuencias de la riada nos llega una pandemia sin precedentes. Nuestro deber es trabajar por Tafalla”
Se cumple un año de las inundaciones y del auzolan posterior en el que tomó parte todo el pueblo de Tafalla y de otros muchos lugares, ¿cómo vivisteis aquellos momentos?
Fueron días muy complicados. Personalmente, me marcó mucho y pasaron varios meses hasta que pude dormir una noche tranquilo. Nos enfrentábamos a una situación de muy difícil gestión, para la que nadie en el Consistorio, ni en el Gobierno de Navarra, estaba preparado. En nuestro caso, apenas habíamos cogido las credenciales. Pusimos toda la experiencia de nuestra vida profesional para actuar de la mejor forma posible, en beneficio de nuestra ciudad y de las personas damnificadas. La reacción de vecinas y vecinos, su solidaridad, fue fundamental.
La ciudad del Zidakos quedó gravemente dañada, ¿qué se ha hecho desde entonces?
El mismo día 9 de julio, empezamos a movernos. Por una parte, pusimos todos los medios al alcance del Ayuntamiento para las tareas de limpieza y reconstrucción. Por otra, solicitamos todo tipo de ayudas y la declaración de zona catastrófica para aumentar las subvenciones y las ayudas. Desde el primer momento, tuvimos constantes contactos con el director de operaciones del Consorcio de Seguros para intentar que las ayudas para las personas afectadas fuesen lo más altas posibles y se entregasen cuanto antes. Contratamos la realización de un estudio sobre las causas, efectos y propuestas de mejora tras la riada que se presentó públicamente en el Kulturgunea. También nos metimos a limpiar el Zidakos. Nos decían que estaba prohibido por la CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro), pero no podíamos tenerlo en aquellas condiciones. En una reunión que mantuve con sus responsables, acordamos que invirtiesen 250.000 euros en la limpieza de puntos negros del río. No aceptaron pagar el coste de la limpieza del cauce dentro del casco urbano, me argumentaron, una y otra vez, que ese gasto correspondía al Ayuntamiento. Próximamente, tendremos una reunión con la presidenta de la CHE y volveremos a plantearlo.
¿Cuáles han sido las mayores dificultades?
Sin duda, la carga de trabajo. Todo era urgente y los servicios técnicos del Ayuntamiento no estaban preparados para una situación de este tipo. Además, unos días antes se había ido en comisión de servicios la arquitecta municipal. La cantidad de trabajo llegó a colapsar los servicios urbanísticos, ya que prácticamente todos los temas pasaban por este departamento y los tramites no eran precisamente sencillos. Entiendo perfectamente las críticas por la tardanza de algunas actuaciones, aunque es necesario conocer las limitaciones, carencias y dificultades habidas. Estamos trabajando para conseguir una gestión rápida y eficaz. El punto negro lo situaría en el retraso de las ayudas prometidas por el Gobierno Central, que estimamos en 280.000 euros. A día de hoy no hemos recibido nada y casi han pasado diez meses desde que las solicitamos.
¿Qué queda por hacer?
Queda arreglar el Paseo Ereta. La subvención para el arreglo de caminos llegará en breve y deberemos tener terminadas las obras para noviembre. Además, hemos solicitado una subvención para el arreglo de la calle Olleta. En cuanto a la comunidad de regantes, si bien no es competencia municipal, estamos apoyándoles para que puedan coger agua del canal de Navarra para el regadío de las huertas de ocio. Asimismo, estamos insistiendo en que la CHE actualice las “manchas” de inundabilidad, ya que el río no hizo otra cosa que apropiarse del espacio que un urbanismo poco previsor y especulativo le había arrebatado. Todos vimos con nuestros propios ojos zonas inundadas con metro y medio de agua, lugares donde el viejo y caduco plan urbanístico preveía la construcción de viviendas. Necesitamos esa actualización por parte de la CHE para no volver al urbanismo especulador para el que los bienes y las personas no tienen ningún valor. Y sobre todo queda un Plan de Emergencia para Tafalla. Con el cambio climático estas tormentas van a ser cada vez más extremas y frecuentes. Debemos contar con un procedimiento que nos permita ponernos a salvo ante la próxima inundación. Es un tema con gran retraso, precisamente por la espera a la decisión de la CHE. Hemos solicitado que para agosto se nos presente un borrador y en septiembre hacer una presentación pública.
¿Cuál es la situación económica del Ayuntamiento?
El Consorcio de Seguros calculó unas pérdidas de 20.386.194 euros en las 1.231 solicitudes registradas en la localidad. Los edificios públicos sufrieron daños por valor de 313.246 euros, los gastos de emergencia llegaron a los 309.545 euros, los daños en calles y alumbrado fueron de 507.075 euros y el arreglo de caminos de 480.000 euros. Soy optimista respecto a las subvenciones. Llegarán y nos ayudarán a cuadrar este año complicadísimo en el que, sin terminar de cerrar las consecuencias de la riada nos llega una pandemia sin precedentes. Nuestro deber es trabajar por Tafalla. Las donaciones han superado los 250.000 euros. La solidaridad económica de asociaciones, particulares, grupos, ayuntamientos, etc., ha sido fundamental para cerrar el 2019 con superávit. Esperamos, cuando volvamos a una cierta normalidad, explicar a todos los vecinos y vecinas con detalle estas donaciones y dónde ha ido a parar ese dinero. La parte negativa es que los más de 500.000 euros en gastos por la riada hicieron superar el techo de gasto en 300.000 euros y la Ley de Estabilidad Presupuestaria nos obliga a presentar un plan de ajuste para el 2020. Esto va a suponer no poder utilizar nuestro remanente de tesorería para poner en marcha un plan de reactivación socio-económica como nos hubiera gustado.
Pensando en el futuro, ¿qué debemos hacer?
Nos enfrentamos a una crisis ecológica de consecuencias imprevisibles. Debemos cuidarnos entre todos y todas, proteger a Tafalla. Tenemos que actuar contra el cambio climático desde nuestras posibilidades: la defensa de las viviendas del instituto que nunca se debieron construir en una zona inundable, pero que ahí están y debemos amparar, la transición a energías limpias, el ahorro de consumo energético o el apoyo al proyecto Berdesia. Y planes de emergencia, tanto para el río Zidakos, como para el barranco Abaco.
Por último, ¿qué quedará de todo lo vivido?
La solidaridad de un pueblo unido. Un pueblo que en auzolan fue ejemplar. No debemos olvidarnos de la juventud que dio un paso adelante cuando más se le necesitaba. Creo que no hay una madre o un padre que no esté orgulloso de lo que hicieron sus hijos e hijas durante los días posteriores a la riada. Fue muy emocionante. Tafalla nunca lo olvidará.
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